Impresiones de un debate ameno pero en el que no faltaron las chicanas

El debate se hacía esperar. Pasaban los minutos y cuando el reloj marcaba las cuatro de la tarde –el inicio se había acordado media hora antes- aparecía Jorge Telerman acompañado por Diego Kravetz.



Un momento esperado: el apretón de manos de Larreta y Telerman (Foto: Clarín)


Y seguían pasando los minutos, y Rodríguez Larreta no aparecía en el salón. “Nos hubiera gustado debatir”, decía entre risas Telerman, en una indirecta para que alguien le avisara al jefe de Gabinete que no se demore más el asunto. Ya estaban en su lugar las sillas, los micrófonos, las jarras con agua, los asesores y funcionarios y la prensa. Faltaba que se sentaran los oradores y corriera el tiempo de exposición.

El salón Montevideo, que no es muy amplio, y que terminó quedando chico a medida que transcurrían los minutos y se iban acercando diputados para ver cómo se desarrollaba el debate, estaba ocupado en gran parte por asesores y empleados, el fondo era terreno exclusivo de los medios televisivos y la primera fila, al menos por un rato, era propiedad de los fotógrafos.

Era un mar de flashes el instante del saludo entre los contrincantes, e instantes después arrancaba el gran debate gran, haciendo uso de la palabra en primer lugar Telerman. Todos los presentes escuchaban atentos aunque en todo momento no dejaban de sonar los celulares, en especial los Blackberrys. En días de redes sociales y un mundo 2.0 no sorprendía ver que se twitteaba cada acción que iba transcurriendo en el recinto.

Alguno podría decir que, curiosamente, los que hinchaban por Rodríguez Larreta estaban sentados en la izquierda de la sala, y los de Telerman a la derecha.

Terminaba de exponer Telerman, llegaban los aplausos de rigor, y ni bien Larreta pronunciaba su primera frase “la gran diferencia de este gobierno con los anteriores es que puso lo que había que poner arriba de la mesa y creó la Policía” recibía los aplausos. ¿Se podría decir que el precandidato del PRO jugaba de local en la Legislatura?

Las chicanas encontraban su lugar en el contrapunto. Segundos antes el jefe de Gabinete decía que si Mauricio Macri ganaba las elecciones presidenciales sería más sencillo el traspaso de la Policía a la órbita de la Ciudad. Y Telerman, pícaro, replicaba: “Esperemos que la seguridad mejore mucho antes que Macri sea presidente porque lo veo… tan difícil”. El sector telermista aplaudía y el ex intendente se atajaba diciendo “no es una chicana”, que ante tal expresión una asistente que respondía al grupo PRO murmuraba “no, manzana que no es una chicana”.

Larreta recogía el guante cuando señalaba que “El ‘Fino’ Palacios fue ascendido en la Federal por Juanjo Álvarez, que era de tu gobierno”. Pero Telerman lo negaba, en el único momento en el que se podía percibir cierta tensión.

Hacia el final, cuando los medios aprovecharon el espacio para las preguntas y se les consultaba acerca de cómo continuaría el panorama para ambos de postularse Macri y Pino Solanas a la Ciudad y no para las presidenciales, Telerman decía “que Macri esté en la Ciudad sería bueno de vez en cuando”, lo que le valió la queja de su contrincante: “era sin chicanas, ¿no? Pero el cierre fue cordial, apretón de manos de por medio. Eso sí, con menos sonrisas.


Notas vinculadas:

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Larreta: "En aquellos lugares donde la Policía pueda ser reemplazada, lo haremos"

Telerman: "Se lucha contra el delito cuando se eliminan sus causas"

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