El 10 de septiembre de 2010 se derrumbó el entrepiso de Beara y murieron dos jóvenes. (Foto: NA)
La Cámara del Crimen confirmó los procesamientos de los dueños del boliche Beara, de Palermo, donde murieron dos jóvenes el 10 de septiembre de 2010 al derrumbarse el entrepiso del local durante una fiesta.
La Sala VII de la Cámara del Crimen resolvió así la confirmación de los procesamientos de Juan Carlos Yun, Agustín Dobrila, Roberto Kattan Coria, Iván y Ronaldo Flies y Maximiliano Frattini, y se les trabó embargos por una suma de tres millones de pesos.
También están siendo investigados en la causa ex funcionarios porteños por presuntas irregularidades en la habilitación del local, ya que se sospecha que funcionaba como un boliche abierto al público y en realidad sólo tenía permitido la realización de fiestas privadas.
No obstante, los jueces en la resolución no hicieron referencia a imputación alguna hacia funcionarios porteños. El fiscal Andrés Madrea reclamó indagatorias hacia ellos sin embargo la jueza de la causa, Alicia Iermini, no hizo lugar.
El fiscal apuntaba a Martín Farrell, ex Director General de Habilitaciones y Permisos; a Norberto Casano, jefe del Departamento de Esparcimiento; a Pablo Seicuscas, director de Habilitaciones Especiales; a Carlos Mustapich, quien habría habilitado el local; y a Gustavo Amaru, maestro mayor de obras.
El derrumbe del entrepiso de Beara fue en una fiesta, el 10 de septiembre de 2010, y como consecuencia murieron las jóvenes Paula Leticia Provedo y Alicia Lizarriaga.
La Cámara del Crimen hace referencia en su fallo a que Beara funcionaba como un boliche abierto al público. Se realizaba “actividad bailable destinada al público en general, cuya relación con las muertes y lesiones consecuentes se funda en el hecho de que a raíz del ingreso indiscriminado y la circulación de personas al entrepiso sin control la estructura se derrumbó”.
En su resolución, los jueces Juan Cicciaro y Mauro Divito señalaron que el entrepiso del local de Scalabrini Ortiz 1638 cayó como consecuencia de que “el diseño estructural no era apto para su utilización como local de baile o de espectáculos públicos, a raíz de que la carga admisible resultaba muy menor a la requerida para lugares de baile”. En el expediente asimismo se probó que había mucha más gente que la permitida en ese sector.
“El entrepiso fue utilizado no ya como un espacio reservado en el que las personas se ubicaban en los sillones dispuestos junto a las mesas que sería el que en otras oportunidades se le hubiera dado, sino como un lugar más del local en el que, incluso, los concurrentes no se hallaban cómodos por la afluencia del público”, aseveraron los jueces.
La Cámara también expresó que en Beara se realizaron dos fiestas privadas en forma simultánea, y que en el lugar había personas que habían sido invitadas a través de mails, redes sociales o concurrentes ocasionales que pagaron en la puerta una entrada de 20 pesos.
Nota con despacho de agencia Noticias Argentinas
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