Quedó inaugurada la Feria del Libro

En un acto del que participaron autoridades de la Nación, la Ciudad y de la Fundación El Libro, como también funcionarios, embajadores y personalidades de la cultura y que contó con el discurso del escritor argentino Luis Gusmán, quedó inaugurada oficialmente el jueves la 38ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

El corte de cinta (Foto:© Cortesía FEL Buenos Aires/Oscar A. Verdecchia)

Gusmán fue elegido como voz destacada de la literatura argentina para abrir la muestra, que este año tiene como lema “Un futuro con libros”. “El libro tiene un poder adivinatorio que va a influir sobre nuestro futuro. El libro nos cifra antes de que lo descifremos. Es por eso que despierta semejante entusiasmo: tiene el poder de la revelación”, dijo el escritor. Y agregó que “el futuro es del orden de la revelación y pertenece al misterio. A un misterio que no desaparece con el avance tecnológico, ni con el progreso; tampoco responde a ningún esoterismo místico, sino que pertenece a la singularidad absoluta de aquél, que al aprender a leer, se ha transformado en un lector”.

Además de Gusmán, también brindaron discursos en la sala José Hernández, en La Rural, el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni; el ministro de Cultura de la Ciudad, Hernán Lombardi; el director de Industrias Culturales de la Secretaría de Cultura de la Nación, Rodolfo Hamawi; y el presidente de la Fundación El Libro, Gustavo Canevaro.

Las restricciones a las importaciones fue el tema que derivó en un cruce entre el titular de Cultura porteño y el de Educación de la Nación. Lombardi dijo: “Entorpecer la libre circulación de los libros es entorpecer la difusión de las ideas. Argentina produce aproximadamente el 12,5 por ciento de los títulos en idioma español. Esto significa que cualquier restricción impuesta al ingreso de libros impédicrá al lector argentino el acceso al 87 por ciento de los títulos que se publican en nuestro idioma. Los lectores son las víctimas”.

Tales palabras tuvieron una réplica por parte de Sileoni, que señaló que “no hay un solo libro que esté parado en la Aduana o impedido de ingresar”. Y añadió que “celebramos este momento de la Argentina, de una democracia construida por todos, con esfuerzo, con disensos. Esto no se podía hacer en otra época”.

Por su parte, el presidente de la Fundación el Libro, Gustavo Canevaro, opinó: “Estamos de acuerdo con la idea general de promover la producción gráfica argentina, entendiendo que la misma estimulará una mayor y más eficiente oferta de libros, siempre y cuando se preserve la importación irrestricta de la diversidad bibliográfica que demanda una sociedad acostumbrada y necesitada de la misma. Por eso recomendamos que la política de sustitución de importaciones sea aplicable únicamente a la producción gráfica ya mencionada y que, a su vez, se trabaje sin pausa en generar una cadena de valor eficiente que contemple la exención de controles de dudosa necesidad, como el de plomo en tintas, cuya aplicación sólo agregará costos inútiles y trabas que complicarán la comercialización del libro”. También aseveró que “para que un libro exista es necesaria la intervención de muchos otros sectores además del gráfico”.

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