Cierre de salas, empobrecimiento cultural

OPINIÓN - Por José Miguel Onaindia (*)

Luego de finalizada la exitosa edición del BAFICI, con más de trescientos cincuenta mil espectadores en doce días, nos sorprendió el cierre del cine ARTEPLEX  de Belgrano y el peligro que se cierne sobre el antiguo cine Gaumont, hoy alquilado por el INCAA como su Espacio Km. 0.

El balance del festival de Buenos Aires indica que hay una cantidad nutrida de habitantes con interés en ver películas de arte y riesgo, o al menos aquellas que no circulan en las salas  de exhibición mayoritarias. Desde la aparición de las multipantallas en la década del noventa del siglo pasado, la exhibición de cine cambió sus espacios y su oferta. El consumo del cine en estos conjuntos de salas  obedece a otros patrones de conducta y el material ofrecido a diferentes criterios de programación.

La sala del ARTEPLEX Belgrano era uno de los pocos reductos donde podía encontrarse una  programación con películas que no pasan por el circuito comercial o que si lo hacen es por tiempo y cantidad de pases limitado. Su cierre reduce aún más la diversidad de material cinematográfico en exhibición y la posibilidad de crear nuevos públicos.

Este efecto es contrario a los objetivos que tanto la Constitución Nacional como la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se proponen en sus textos. La preservación de los “espacios audiovisuales” y la promoción de la diversidad cultural son normas directivas de la Constitución que obligan tanto al gobierno nacional como al local a tomar medidas tendientes a buscar una idónea preservación.

El objetivo expuesto no obedece al mantenimiento de un hábito nostálgico que las nuevas tecnologías han desterrado “al cielo del olvido”, sino de una práctica socio-cultural que otros países incentivan con éxito. La reproducción hogareña de una obra audiovisual no sustituye su visión en sala, como la música grabada no sustituye el concierto en vivo, sino que se complementan y permiten una riqueza del hábito cultural de los individuos.

Por consiguiente, el incentivo para que se desarrollen circuitos de exhibición que permitan la circulación de obras audiovisuales que no tienen como destino las salas comerciales, es una acción que las distintas administraciones locales deben asumir como un imperativo de la época.

La desaparición de salas empobrece la ciudad, restringe los hábitos culturales de sus habitantes y afecta la diversidad de opciones que toda sociedad democrática debe garantizar.


(*) El autor es abogado, especialista en Legislación Cultural. Se ha desempeñado como Director del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), fue asesor de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados de la Nación y de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Legislatura porteña. Ha sido Coordinador General de Cultura a cargo del Centro Cultural Ricardo Rojas de la UBA. Actualmente es miembro de la Comisión Directiva de la Fundación Internacional Argentina, de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC) y de la Cámara Argentina de Derechos Reprográficos (CADRA).

Nota vinculada: Cierra hoy el Arteplex Belgrano (2 de mayo de 2012)

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