Un Titán rodeado de libros y de flashes

IMPRESIONES - Martín Palermo estuvo ayer en la Feria del Libro para firmar ejemplares de su autobiografía. Algo más de un centenar de personas estuvo en el stand de la editorial que lo publicó. Y no faltó cierto clima futbolero en el aire.

Palermo, sonriente, listo para firmar. Celulares y flashes por doquier. (Foto: Panorama Ciudad)

Estaba todo dispuesto: la silla, la mesa, la copa de agua, el marcador, las cámaras de televisión, los fotógrafos y, por supuesto, los fanáticos. Eran las siete y media de la tarde y sólo restaba que apareciera Martín Palermo en el stand de Editorial Planeta en la Feria del Libro para firmar ejemplares su autobiografía “Titán del gol y de la vida”.

La fila de fanáticos devenidos en lectores ya estaba lista. La primera de esa fila, una chica que no tendría más de catorce años, tenía tres libros en sus manos y lloraba de antemano, ya que el “Titán” no había aparecido aún. Se la veía nerviosa.

Algunas chicas esperaban su llegada sacándose fotos con “El Principito”, vestido como el personaje de Saint-Exupéry, un joven rubio, de ojos claros, que sonreía cada vez que una jovencita o señora (y algún señor también) le pedía “¿Me puedo sacar una foto con vos?”. Pero todos se agolpaban contra las frágiles cuerdas divisorias, porque todos querían estar lo más cerca posible de su ídolo.

Llegó sonriente, pasando por el medio del stand de la editorial, y al mismo tiempo llegaron los aplausos y los “¡Grande Titán!”. Los flashes de los fotógrafos eran incesantes y los brazos en alto intentando llevarse un souvenir digital en el celular eran cada vez más.

Palermo se sentó. Los flashes aumentaron cuando dejaron pasar a la chica que esperaba ansiosa abrazar a su ídolo, que no paraba de llorar. Lo abrazó, le dio los libros, se sacó una foto sin poder creer que tenía al máximo goleador de la historia de Boca al lado y salió por un costado, llorando. Abrazó a su papá entre lágrimas, y decía que no podía creer la situación que acababa de vivir.

Pasó otro, menos sentimental pero no menos enérgico. Y otro. Y otro que además del libro, sacó una camiseta azul y oro para que le firme. Y pasó una señora que se disculpaba por no tener el libro porque lo había comprado antes, pero no quería perderse de la foto y un autógrafo. Luego pasó una chica con el libro y unas fotos ampliadas en las que se la ve junto al ex delantero xeneize. Martín sonreía con la sencillez que lo caracteriza y firmaba, mientras los que estaban del otro lado de la cadena que oficiaba de valla improvisada le gritaban “¡Titán!” para que él mirara y así fotografiarlo o filmarlo. También había algunos hinchas de River. Era evidente que Palermo trasciende los colores.

Así, ante algo más de un centenar de personas que estaban en el stand, esa parte del pabellón verde tomó, por un rato, un clima futbolero. A fin y al cabo, el fútbol y los libros van de la mano.

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