Quienes la visitan comparten el minuto a minuto de las
charlas y suben fotos de lo que transcurre en el evento. Y cada vez son más los
que viven la exposición virtualmente.
Varios de los que asisten a las charlas replican en las redes sociales lo que va pasando (Foto: © Cortesía FEL Buenos Aires/Alejandro Guyot)
Las redes sociales se han convertido en un notable punto de
referencia en la 39ª edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos
Aires. Es que muchos replican el minuto a minuto de las charlas a las que
concurrieron, suben fotos de aquellos libros que recomiendan y de todo
detalle de color que vale la pena compartir.
Según los cálculos, más de 100 mil personas vivieron
virtualmente la Feria, a través de Facebook y Twitter. En ese sentido, la
coordinadora de comunicación de la Fundación El Libro, Luciana Weiss, contó a
la agencia de noticias Télam: “Estuvimos al pie con todas las preguntas de la
gente, funcionamos como un call center y este año explotó”.
Y agregó que en Twitter se generó “un diálogo
descontracturado que fluyó y se alejó de cualquier código formal. Incluso participaron
escritores, editores. Fue un pivote de referencia, un canal activo de
participación”.
En algunas charlas, se replicaba cada instante de lo que
acontecía en la sala. Así ocurrió en “la de John Katzenbach y en la de Quino, que
sus frases se replicaron cientos de veces. Por Quino la gente enloquece, su
foto se reprodujo tres mil veces”, aportó Ana Prieto, a cargo de la cuenta de
Twitter de la Feria.
Cuando el público le preguntó a Quino si era cierto que no
le gustaba la sopa, el dibujante respondió: “La sopa de Mafalda era una alegoría
a los gobiernos militares que nos teníamos que tragar”, frase que resultó una
de las más retuiteadas de la Feria.
Otros autores que tuvieron resonancia en las redes sociales
por el contenido de sus charlas en esta edición de la Feria fueron Eduardo
Sacheri, el mexicano Juan Villoro y la española Rosa Montero. Y quienes más
interés recibieron desde Facebook y Twitter fueron el dibujante Liniers, el
sudafricano J.M. Coetzee y el holandés Cees Nooteboom.
Además, Twitter sirvió como canal de consultas de todo tipo,
con preguntas como “¿puedo llevar mate a la feria?” o “¿cuánto tiempo estiman
de cola para entrar” hasta planteos como “me olvidé una bufanda en el salón
blanco, ¿cómo la recupero?” o “¿se puede bajar el aire acondicionado de la sala
Hernández”.
No obstante, Weiss señaló que “lo que más preguntaron fue
por el tema de los descuentos con carnet de estudiante, o utilizaron las redes
para comentar los libros que compraron”.
Es innegable que las redes sociales han cambiado la manera
de vivir un evento cultural. “Es una democracia, con pluralidad de voces,
opiniones valoradas y permisos. Este año fue muy exitoso y lo supimos explotar
bien. Fue un verdadero encuentro virtual de esta feria”, dijo Weiss a modo de
conclusión.
Más de un millón de personas visitaron la Feria
Los organizadores de la 39ª edición de la Feria
Internacional del Libro de Buenos Aires contabilizaron más de un millón de
personas que visitaron la muestra, que este fin de semana está transitando su
recta final, si bien quedan todavía dos jornadas para poder recorrerla.
La directora de la Fundación El Libro, Gabriela Adamo, señaló
que “estamos arriba del millón” en relación a la cantidad de personas que
pasaron por la Feria. Y desde la organización adelantaron que el número final
rondará los 1.120.000 visitantes, cifra que está algo por debajo que en la
edición 2012.
Nota con despachos de agencia Télam
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