River
cumple 112 años. El Monumental, 75, y es un ícono no sólo para sus hinchas,
sino para todo el fútbol argentino. Los periodistas Guillermo Lobo y Carolina
Caamaño cuentan lo que sienten al ir a ver al club de sus amores en ese emblemático
escenario.
Es
vivir la pasión en su exacta dimensión
SENSACIONES
– Por Guillermo Lobo (*)
Debo
hacer memoria para recordar el primer beso, mi primer amor. Pero no tengo que
hacer memoria para recordar la primera vez que fui al Monumental. Tengo tatuada
aquella primera y gloriosa tarde: River - Independiente. Tenía 9 años. Sabía
que mi vida cambiaría. Todo rugía alrededor. Todo.
Subir
las escaleras del Monumental por primera vez y ver, de pronto, el campo de
juego, las tribunas… supo a sueño. Todo rojo y blanco. Todo.
Ir
al Monumental hoy, replica aquella maravillosa ceremonia. Vuelvo a tener 9
años. Entro cantando otra vez: “Dale campeón, dale campeón”.
Ir
al Monumental hoy es vivir la pasión en su exacta dimensión. No es ir a la
cancha, hermano: es ir al Monumental a ver a River Plate.
(*)
Periodista. Conduce TN de 10 a 13 y TN Ciencia.
Mágico
SENSACIONES – Por Carolina Caamaño (*)
Una sola vez tuve la
oportunidad de conocer el Monumental. Me llevaron de sorpresa y fue mágico. No podía
creer que estaba en esa cancha tan emblemática, su inmensidad me abrazó, su
magia, la alegría de estar ahí, de ver a mi equipo en ese gran estadio.
Tantos años, tantas glorias,
su gente, su público, y al ver esos colores flameando en sus tribunas sentís un
cosquilleo, una sensación extraordinaria que te hace amar tanto a la franja roja
que te cruza el pecho.
En las buenas y en las malas
siempre sigo a River, disfruto cada partido y sufro como si fuera una final.
Tantas alegrías me dio y se que me va a dar más.
Gracias eternas River Plate,
gracias eternas por amar estos colores que son parte de mi vida.
Nota vinculada:
El Monumental, un ícono del fútbol argentino, cumple 75 años
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