Lo manifestó el sábado a la madrugada, cuando prestaba declaración testimonial, antes de ser detenido. Para Asaro, él interceptó a la joven en el hall del edificio cuando volvía de la clase de gimnasia y la atacó. Según las pericias, ella no murió estrangulada, sino aplastada en el camión de basura. Y se confirmó que no fue violada.
“Soy el responsable de lo de Ravignani 2360; fui yo”, confesó
el encargado del edificio Jorge Mangeri (45) detenido por el asesinato de la
adolescente Ángeles Rawson (16), que se autoincriminó ante la fiscal de la
causa, María Paula Asaro. Así fue confirmado ayer oficialmente por un
comunicado de la Procuración Nacional.
El comunicado publicado precisó que esa declaración se
produjo a las 5.15 del sábado cuando Mangeri, por entonces testigo en la causa,
pidió declarar ante la fiscal. Fue llevado a la Fiscalía por la fuerza pública,
ya que no se había presentado a las citaciones previas, para prestar declaración
testimonial. Según el informe, en una primera exposición, él “incurrió en
continuas contradicciones” por lo que Asaro decidió suspender la testimonial.
Con relación a las lesiones denunciadas por Mangeri, “vinculadas
a supuestos apremios ilegales” que sufrió horas antes de su comparecencia ante
la Fiscalía, fueron convocados médicos de la División Medicina Legal de la
Policía Federal, quienes determinaron la existencia de dos tipos de lesiones en
su cuerpo.
Los médicos detallaron que las lesiones que dijo haber
sufrido antes de su detención se corresponden en realidad con “heridas que podrían
haber sido realizadas por la víctima durante su defensa de un ataque” y que, a
la vez, “se presentaban lesiones autoproducidas, posiblemente para enmascarar
aquellas que habría sufrido inicialmente con motivo del ataque”.
Pero un amigo del portero contó ayer que el
viernes último lo atendió en su casa cuando le dijo que acababa de sufrir “aprietes
policiales” por el crimen de Ángeles.
Luego de dicha revisación médica, en su segunda exposición,
Mangeri le manifestó a la fiscal: “Soy el responsable de lo de Ravignani 2360;
fui yo”. Y luego aclaró: “Mi señora no tuvo nada que ver con el hecho” y
ratificó que ella no había estado el lunes en el edificio.
Ante tales manifestaciones, Asaro interrumpió a Mangeri y le
solicitó “que guarde silencio y que lo que quiera referir lo haga en presencia
de su abogado defensor en el momento oportuno y ante el juez de la causa”, según
consta en acta.
La fiscal redactó el pedido de indagatoria del portero y describió
que Mangeri, imputado, “habría causado la muerte de Ángeles Rawson horas después
de haberla interceptado en el interior del hall del edificio sito en Ravignani
2360, PB de este medio, en momentos en que regresaba de una clase de gimnasia a
las 9.50 horas aproximadamente” y que “previo maniatarla de pies, manos y
muslos, colocarle una bolsa plástica color verde en la cabeza e introducirla en
una bolsa tipo consorcio de color negro, Mangeri la habría depositado en un
container de residuos de la zona, para su recolección por los camiones
compactadores”.
Asaro señaló que la muerte de la menor se produjo “ya dentro”
del camión, como consecuencia del “mecanismo de compresión instalado” lo que “le
habría provocado lesiones vitales, como ser traumatismos múltiples, producto
del aplastamiento progresivo sobre tórax, cuello y cabeza, provocando su deceso”.
Según el informe, esta hipótesis coincide con el informe del
médico que estuvo a cargo de la autopsia, Héctor Konopka, quien detalló que la
causa de la muerte se vincula con “traumatismos múltiples”, principalmente en
el tórax, el cuello y la cabeza, que “consistirían fundamentalmente en fractura
de clavícula derecha, fractura maxilar inferior, fractura de columna cervical y
de base de cráneo”. De acuerdo con el testimonio del médico, esas lesiones se
habrían dado “como consecuencia del aplastamiento progresivo sobre esa
superficie corporal”.
Además, quedó confirmado por el médico que practicó la
autopsia al cuerpo de Ángeles que no la joven no fue violada y que los peritos
no hallaron semen ni oro rastro biológico de un tercero en la ropa interior que
tenía la víctima. Aunque aún se esperan los resultados de los hisopados
corporales que realizaron los médicos en dicha autopsia.
Y también aguardan los resultados de otras pericias de ADN,
a la espera de encontrar el perfil genético de la víctima en muestras y
elementos secuestrados en el sótano del edificio, en el departamento o el auto
de Mangeri.
Los investigadores esperan hallar el ADN de quien la asesinó
en el hilo sisal que se ató en el cuello y extremidades de la chica, como también
en un cabello hallado adherido a una de las uñas o en el uniforme de educación
física.
Lo que es una certeza para la Fiscalía es que la adolescente
se despidió de sus amigas en la esquina de Cramer y Arévalo y que luego fue a
su casa, tal como lo revela el video de la cámara de seguridad de un edificio
vecino al domicilio donde vivía con su familia. Esa filmación da cuenta que a
las 9.50 Ángeles pasó caminando, con el uniforme de educación física y llevaba
un morral. Y, al momento en que sale de cuadro, se observa que efectuó un ademán
buscando las llaves de su vivienda.
La empleada doméstica de la familia, Dominga Torres, sostuvo
que Ángeles no fue esa mañana a su casa, lo que llevó a la fiscal a concluir
que la joven ingresó al edificio pero no a su departamento. “Ciertamente ello
habla a las claras que fue atrapada” en el hall del edificio, explicó Asaro en
el pedido de indagatoria.
La representante del Ministerio Público Fiscal tuvo en
cuenta el testimonio de Mangeri cuando puntualizó que él era una de las pocas
personas que tenía acceso al sótano del edificio. Por lo que “no sería extraño
ver al encargado transportando bolsas de peso, como la que habría sido utilizada
para descartar el cuerpo de la ofendida, parte de la cual fue secuestrada en el
predio provincial del Ceamse alrededor del cadáver”, agregó la fiscal.
Asaro también planteó que el encargado conocía el horario de paso
del camión recolector y que además solía hacer las compras en el supermercado “Día”
de la avenida Santa Fe entre Ravignani y Arévalo. “Este no es un dato menor si
se tiene en cuenta que el cadáver de Ángeles Rawson fue hallado con una bolsa
color verde de esta cadena de supermercados”, expresó.
Además, la fiscal indicó que “resulta por demás extraña la
actitud posterior asumida por el portero en el sentido de no saludar a la familia
de la víctima, a pesar de la trascendencia de la tragedia sufrida, y sobre todo
cuando los conocía desde hacía 12 años a la fecha, amparándose en una
enfermedad”.
Mangeri fue trasladado de la alcaidía de Tribunales al módulo
1 del Complejo Penitenciario 1 de Ezeiza, donde permanecía aislado.
Ángeles fue hallada muerta el martes pasado en un predio de
la Ceamse de José León Suárez, con dos vueltas de hilo sisal enrollado en el
cuello y su cabeza cubierta con una bolsa. Había desaparecido la mañana del
pasado lunes, luego de haber asistido a su clase de educación física del
colegio en un predio deportivo, también del Ceamse, pero en Colegiales.
Las cámaras de seguridad, tanto las del Gobierno porteño
como las de edificios linderos, registraron el paso de la adolescente hasta que
llegó al edificio en el cual vivía con su familia, donde debía cambiarse,
almorzar y concurrir al colegio secundario Virgen del Valle. Pero los
investigadores determinaron que de allí no había vuelto a salir, por lo que
pusieron el foco en las personas que viven dentro del consorcio, hasta que fue
detenido el encargado del lugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario