Es la patrona de los navegantes y Virgen que le dio el nombre definitivo a la Ciudad de Buenos Aires. La historia.
El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, participó de la
visita que el Papa Francisco realizó en Cerdeña, Italia, al santuario de
Nuestra Señora de Bonaria, patrona de los navegantes y Virgen que le dio el
nombre definitivo a la Ciudad de Buenos Aires.
“Estamos todos contentos de estar acá porque creo que el
Papa también de esa manera quiso estar cerca nuestro, de todos los porteños, de
los que vivimos y compartimos con él tantos años en Buenos Aires”, dijo el
mandatario capitalino.
Luego de los actos en el santuario, el jefe de Gobierno
señaló que comprobó “lo que genera este Papa, porque fue realmente una fiesta”.
Macri concurrió al santuario junto a su esposa, Juliana
Awada, por invitación del presidente de la región sarda, Ugo Cappellacci, quien
recientemente visitó la Ciudad de Buenos Aires y donó a la Policía
Metropolitana la imagen de la Virgen bendecida por Francisco el 15 de mayo
pasado durante la audiencia general en la Plaza San Pedro.
“Para nosotros es muy importante. A mí lo que siempre me
iluminó de él es su compromiso con el trabajo, con los más chicos y los más
grandes; que hay que ocuparse de los pequeños y los ancianos y sobre todo nunca
perder la esperanza. Creo que ese es un mensaje muy lindo”, expresó.
El pasado jueves, Macri estuvo reunido con Francisco en una
audiencia privada que duró 30 minutos y a la que asistió con Awada y Antonia,
la hija de ambos.
Buenos Aires y Cagliari, capital de Cerdeña, están ligadas
por una común veneración de la imagen de la Virgen, que le dio nombre a la
Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Nuestra Señora del Buen Ayre
(Bonaria), fundada por Pedro de Mendoza y luego refundada por Juan De Garay.
Bonaria, la Virgen que une Buenos Aires con Cagliari
La Virgen de Bonaria, cuyo santuario visitó el Papa hoy, es
venerada por los marineros italianos desde hace siete siglos. Según la leyenda,
apareció en las costas de Cerdeña en el siglo XIV llevada por los españoles y
dio origen al nombre de la Ciudad de Buenos Aires.
Cuenta la leyenda que el 25 de marzo de 1370, cuando una
nave que llegaba de España a la isla italiana de Cerdeña fue sorprendida por
una gran tempestad, se cumplió una extraña profecía.
Después de que los marineros arrojaran al mar toda la carga
para salvarse, incluida una pesada caja, ésta llegó al cabo de un tiempo a
Cagliari, bajo la colina de Bonaria.
Los frailes mercedarios del convento, al abrirla, hallaron
una preciosa imagen en madera de la Virgen, de poco más de un metro de altura,
la misma que se encuentra actualmente en el santuario y que es venerada desde
entonces por los habitantes de la isla y en particular por los marineros.
El pasado 15 de mayo, el Papa, un devoto de la Virgen,
explicó la historia de Buenos Aires y el lazo con esa imagen que dos siglos
después inspiró el nombre de la capital del país.
“Cuando se fundó la ciudad de Buenos Aires (en 1536) su
fundador quería llamarla Ciudad de la Santísima Trinidad, pero los marineros
que lo habían llevado hasta allí eran sardos y querían que la llamara Ciudad de
la Virgen de Bonaria”, en honor de la Virgen, contó en aquella ocasión.
Francisco explicó que después de una discusión propusieron
un nombre que resultó muy largo: “Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de
Nuestra Señora de Bonaria. Pero, claro, era tan largo que quedaron sólo las últimas
palabras: Bonaria, Buenos Aires, en recuerdo de la imagen de la Virgen de
Bonaria”.
La devoción por la Virgen de Bonaria, también conocida como
la Virgen de la Candelaria, se extendió de Cerdeña a España, donde una imagen
con ese título es venerada en Sevilla.
El Santuario de Bonaria, en la ciudad de Cagliari –ubicada en
la isla italiana de Cerdeña-, ha sido visitado por cuatro Pontífices: el 24 de
abril de 1970 por Pablo VI, el 20 de octubre de 1985 por Juan Pablo II, el 7 de
septiembre del 2008 por Benedicto XVI y hoy, 22 de septiembre, por Francisco.
En el santuario, que se compone de una pequeña Iglesia –el templo
original es del siglo IV- y de otra más grande, se encuentran expuestas cientos
de peticiones a la Virgen.
El santuario, que se asoma al mar, está custodiado por los
padres mercedarios, que habitan en el convento adyacente.
Nota con despachos de agencias Noticias Argentinas y AFP
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