Nació con genitales masculinos pero poco después del año pidió que la llamaran como una nena. Su mamá pidió la rectificación de la partida de nacimiento y el documento. Impresiones.
El Gobierno bonaerense reconocerá la identidad femenina de
un menor de seis años y rectificarán su DNI y partida de nacimiento, lo que se convierte en el primer
caso en el país de una nena trans.
Gabriela, la madre de la menor, contó que “a los 18 meses,
cuando empezó hablar, me decía: ‘Yo nena, yo princesa’”. El pedido recorrió
desde hacía tiempo despachos oficiales para que se le reconozca su identidad de
género.
El jefe de Gabinete de la provincia de Buenos Aires, Alberto
Pérez, confirmó que se va a “instrumentar el pedido de la familia”. De todos
modos, la mamá deberá hacer la presentación judicial para adaptar el
documento.
La directora del Registro de las Personas provincial,
Claudia Corrado, explicó que “como se trata del primer caso y el único de un
menor de edad impúber, la situación debe resolverse en el ámbito judicial, tal
como acordamos con los padres”.
La mamá relató que su hija “quería tener el cabello largo y
para simularlo se ponía trapos en la cabeza, pedía que le compraran muñecas. Me
pedía mis polleras, mi ropa y se las quería poner”.
“Pensé que era un juego. Hasta que ví un documental de
National Geographic de una nena transgénero de Estados Unidos. Era la historia
de mi hijo. Ahí entendí que era una nena trans, que su identidad era la de una
nena”, comentó en la nota que publicó el diario Página/12 a fines de julio.
La ley reconoce como impúberes a los menores de 14 años. Aunque ya se hicieron cambios de identidad en documentos de adolescentes de 16 y 17
años, señaló Corrado.
En mayo del año pasado, el Congreso Nacional aprobó la ley
de identidad de género, que permite a travestis y transexuales registrar sus
datos con el sexo elegido, a partir de los 14 años de edad.
Saber entender
Impresiones – Por F.C
Resulta difícil de entender que un nene de seis años
manifieste y sienta que es una nena. Al menos eso parece para una parte de la
gente, que en las redes sociales opina y expresa que por la edad que tiene “no
sabe lo que quiere”. Otros, parece que sin conocer la historia o entendieron lo
que quisieron –incluidos profesionales que salieron hablando en algunos
programas de TV- dicen que es consecuencia de que la madre quiso tener una “parejita”
(Lulu tiene un hermano mellizo), o que lo “afeminó”.
Sí, cuesta entender, pero hay que saber entender, hay que
conocer la historia de esta nena, cómo fue manifestando que no se siente nene,
y su sufrimiento de no poder ser como quiere ser (hasta ahora). Y que no es una
historia fácil para su familia, no es fácil para una mamá que sufrió y sufre ante
un tema que a ella le provoca angustia y desorientación sobre el qué hacer. Esa
mamá, en la excelente nota de la periodista Mariana Carabajal, de Página/12,
que sacó a la luz el tema (si no la leíste, aquí está el link, está bueno
conocer bien la historia para poder opinar), contó que “lloró veinte días”,
luego de ver un documental sobre una nena trans y vio en esa historia, calcada,
la historia de su hijo. Nadie dijo que es fácil. Pero el amor de madre puede más,
y está haciendo todo lo posible para que Lulú sea feliz. El que no supo
entender fue su papá, que le decía a su esposa “yo no voy a tener un hijo puto”
y tiempo después los abandonó, y no pasa dinero.
Todos tenemos facilidad para opinar, todos tenemos derecho a
opinar. Pero no tenemos derecho a prejuzgar, hacer una valoración de un tema
sin conocer bien la historia. Hay que saber ponerse en el lugar del otro, saber
qué pasa por la cabeza de esa nena y comprender a esa madre que enfrenta una
situación que no es sencilla para ella. Esa mamá lo tiene en
claro, y todos nosotros también deberíamos tenerlo en claro: lo único que
importa es que Lulú sea feliz. Hay que saber entender.
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