De a poco debería reflejarse ese descenso en el valor de este producto en las verdulerías.
El tomate llegó a venderse a 40 pesos el kilo.
Mucha gente no estuvo dispuesta a pagar el desubicado precio
de 40 pesos el kilo de tomate y le puso un freno, no lo compró, por lo que el
valor del cajón de ese producto bajó un 35 por ciento en el Mercado Central de
Buenos Aires en un solo día y de a poco debería reflejarse ese descenso en la
venta al público.
El boicot de los consumidores llevó a que el cajón de tomate
redondo pasara de 280 pesos, valor que tuvo el viernes, a 180 el lunes, aunque
también se lo consigue a 120 pesos. Algo parecido pasó con la berenjena y el
zapallito.
El tomate se convirtió en los últimos días en un alimento de
lujo por el estratosférico precio que alcanzó, por lo que el Gobierno Nacional
sugirió otros productos para reemplazarlo, y las entidades de consumidores
lanzaron un boicot que dio su resultado.
Según Consumidores Libres, del ex diputado socialista Héctor
Polino, el tomate subió en los primeros quince días de octubre más del 138 por
ciento y acumuló en el año un 236 por ciento.
Tanto los productores como el Gobierno vincularon la suba de
precios con las heladas que afectaron las zonas de producción durante junio y
julio.
Por eso, la subsecretaría de Defensa del Consumidor aconsejó
preparar salsa con otros productos y ensaladas con otros ingredientes.
Según fuentes del Mercado Central consultadas por el portal
de noticias Infobae, la fuerte caída en las ventas hizo bajar notoriamente el
precio del cajón de tomate.
Por ende, el cajón -18 kilos- de tomate redondo de buena
calidad, que el viernes se comercializaba entre 240 y 280 pesos, bajó a un
rango de entre 120 y 180 pesos el martes.
El tomate perita, que el viernes terminó entre 280 y 330 pesos, bajó a entre
150 y 200 pesos.
Con esto, se espera que la caída del precio en el Mercado
Central se traslade a los negocios y supermercados y el kilo, que costaba allí
28 pesos, bajara a 18.
En otros productos, como la berenjena, que se vendía entre
200 y 250 pesos el bulto de 18 kilos, y que en la calle se paga hasta 50 el
kilo, pasó a valer desde 80 a 100 pesos el cajón.
La clave, entonces, parece ser simple: todo lo que sube,
tiene que bajar. Si algo aumenta más de la cuenta, no consumirlo, para que no
quede otra que el precio volver a estar medianamente acorde al presupuesto del
público.
Nota con despacho de agencia Noticias Argentinas
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