La agencia internacional francesa AFP publicó ayer una nota del periodista Daniel Merolla titulada: “Las turbias aguas del Riachuelo argentino, de las más contaminadas del mundo” en el que describe el ayer y el hoy de la Cuenca Matanza – Riachuelo con el denominador común: la contaminación. Enteráte qué cuenta:
Las turbias aguas del Riachuelo argentino, de las más contaminadas del mundo
(Daniel Merolla – Agencia AFP, Martes 5 de noviembre de 2013)
Riachuelo (Foto: AFP)
El olor nauseabundo, la tonalidad oscura del agua y los
basurales a cielo abierto le dieron triste fama en Argentina a la cuenca del
Río Matanza y su desembocadura, el Riachuelo de Buenos Aires, que integran la lista de los diez lugares más
contaminados del mundo.
Parece mentira pero el
primer compromiso histórico para sanear al popular Riachuelo lo tomó el
Directorio, el segundo gobierno patriótico nacido de la revolución de Mayo
de 1810 contra la corona española, hace
más de 200 años. El plan fracasó.
Centenares de iniciativas sin éxito han pasado desde
entonces y sólo algunos avances en la
lucha por limpiar el río se lograron a partir de 2006 cuando la Corte Suprema
de Justicia conminó a las autoridades a resolver el problema de una vez por
todas.
Con más de 60 km de extensión y casi 2.300 km2 de
superficie, el agua de la cuenca supera
en más de 50% los niveles permitidos de presencia de mercurio, arsénico, zinc y
plomo, según Greenpeace y otras entidades ecologistas.
Así, el Riachuelo se ganó un lugar en la lista de los diez
lugares más contaminados del mundo elaborada por el Instituto Blacksmith y la
Cruz Verde Suiza divulgada el lunes.
Casi cinco millones
de personas habitan entre las orillas y las proximidades, expuestos a
enfermedades de la piel o respiratorias, entre las más frecuentes, por los
efluentes de más de 20.000 industrias, según cifras oficiales.
Una de las zonas más contaminadas es la Villa Inflamable, un
empobrecido barrio lindante donde se sitúa el enorme Polo Petroquímico Dock
Sud, cuyas destilerías de petróleo y plantas de depósito arrojan grandes
volúmenes de desechos químicos.
El ente oficial intimado por la Corte es la Autoridad de la
Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR), que nuclea a tres gobiernos, el federal, el
de la provincia de Buenos Aires y el de la ciudad autónoma de Buenos Aires.
El Riachuelo, que desemboca en el Río de la Plata, marca el
límite entre la capital argentina y su poblada periferia sur.
La ACUMAR celebró hace poco que “el río está dejando de ser un lugar oscuro”, luego de tomar medidas como bajar el nivel de pestilencia que
lo caracteriza, remover desechos orgánicos, trasladar asentamientos a otros
sitios y obligar a las industrias a controlar sus desperdicios.
Un total de 59 buques
hundidos se llevaban extraídos del lecho del río a finales del año pasado,
según cifras oficiales.
Pero a lo largo de la
cuenca, un 35% de la población no tiene acceso a red de agua potable y un 55% a
cloacas.
El 95% de la
contaminación está generada por la actividad industrial, en particular
curtiembres y químicas, según datos oficiales.
“Llegar al fondo del Riachuelo es como hundirse en un yogurt
negro y helado”, declaró Guillermo Balbi, un buzo profesional que trabajó en
sus aguas.
El tramo final del Riachuelo se llama La Boca, nombre que
identifica al barrio poblado a finales del siglo XIX por inmigrantes genoveses
afincados en su zona portuaria y cuna, además, del popular club de fútbol Boca
Juniors.
La historia contemporánea del Riachuelo está asociada al
nombre de María Julia Alsogaray, la funcionaria de medioambiente bautizada “la
dama de hierro” por haber sido “la Margaret Thatcher argentina” en el gobierno
del presidente Carlos Menem (1989-1999).
Fotografiada con una piel de visón a pesar de ser la
responsable de recursos naturales, Alsogaray
había prometido que en 1.000 días la gente iba a poder bañarse en el riacho.
La promesa no se cumplió y años después fue condenada a
penas de cárcel por corrupción, malversación de fondos y enriquecimiento
ilícito.
En el Riachuelo están
siendo removidos un millón de m3 de sedimentos “sin tratamiento ni
control para ser volcados en el río de la Plata, donde millones de argentinos
se abastecen de agua potable”, según el ambientalista Martín Tonelli, de la
Asociación Pro Aguas Limpias.
“Estos sedimentos del lecho del río son extraídos en aguas
que tienen oxígeno cero”, dijo Tonelli.
Para colmo, los
basurales a cielo abierto aumentaron de 141 en 2008 a 348 en diciembre de 2010,
último dato conocido, según se denunció en audiencias ante la Corte.
Fuente: Agencia AFP, martes 5 de noviembre de 2013.
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