Un grupo ultracatólico intentó evitar un oficio interreligioso en repudio al Holocausto en la Catedral

Un grupo de fanáticos ultracatólicos intentó evitar la realización de un oficio interreligioso en la Catedral Metropolitana, que finamente se pudo llevar a cabo, para conmemorar el 75 aniversario de La Noche de los Cristales Rotos, considerada el inicio del Holocausto judío.

La mayoría de los fanáticos que arruinaron la ceremonia interreligiosa eran jóvenes. (Foto: DyN)

La ceremonia recuerda las noches del 9 y 10 de noviembre de 1938, cuando comenzó la persecución a los judíos en Alemania y Austria por parte de los nazis encabezados por el genocida Adolf Hitler y fueron rotos negocios, propiedades y sinagogas.

Antes de iniciarse el oficio, un grupo ultracatólico identificado como “lefebvristas”, según consignaron fuentes gubernamentales a la agencia Noticias Argentinas, empezó a rezar el Rosario a los gritos para intentar que el acto no se efectuara.

También repartieron textos en los que exigían: “Fuera adoradores de dioses falsos del templo santo”. “Los pastores que llevan a los hombres a confundir el Dios verdadero con dioses falsos son lobos que precipitarán las almas al castigo eterno. Dios será un severo juez de estos lobos, devoradores de inocencia”, decía el texto.

Y recomendaron a los que “asistieron a este acto de profanación, rezar el Rosario” como un “desagravio”. El grupo lo dirigía un hombre alto con una boina roja y dos estaban vestidos de sacerdotes.

Según contaron los presentes –había católicos, evangelistas, judíos y sobrevivientes del Holocausto- la situación no pasó a mayores porque los asistentes pidieron, sin violencia, a los fanáticos que se retiraran, pero fue la presencia de la Policía en la Catedral lo que llevó a que abandonaran el lugar.

Uno de los sacerdotes que participaba del oficio tomó el micrófono y rezó la oración de San Francisco de Asís que exhorta a que “donde haya odio que haya paz”, mientras que los autores de los disturbios rezaban a los gritos, en un clima de confusión y tensión.

El grupo de provocadores tenía como objetivo que los presentes, miembros de distintas confesiones religiosas, se fueran de la Catedral, pero finalmente el oficio se inició con las palabras del arzobispo porteño Mario Poli, que dijo, “queridos hermanos judíos, siéntanse en su casa” y recordó que en un pasado cristianos y judíos “todos compartían la sinagoga”.

El titular de la DAIA, Julio Schlosser dijo que los “incidentes fueron orquestados y pensados simplemente porque veníamos a honrar a los seis millones de víctimas de la Shoá”. Y añadió: “Yo pienso que estas hordas están siempre preparadas para desparramar su carga de odio, de veneno, sobre una sociedad que quiere y necesita vivir en paz: son personas que hacen mucho daño a la democracia”.

Por su parte, Santiago Kuperwajs, uno de los organizadores de la ceremonia, dijo que le “llamó la atención la juventud (del grupo), eran chicos de menos de 25 años, con dos líderes más grandes. Yo no diría que son católicos, sino fanáticos fundamentalistas”.

El oficio fue organizado por la Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la Arquidiócesis de Buenos Aires y la Comisión de Diálogo Interconfesional de B´nai B´rith Argentina.

Nota con despacho de agencias Noticias Argentinas y Télam

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