El Rey Momo desembarca cada verano en el Carnaval de Gualeguaychú

Es el más masivo del país. Cada sábado de enero y febrero desfilan tres comparsas. Las impactantes carrozas y la sensualidad marcan la noche. Papelitos representa la cultura originaria latinoamericana; O’Bahía evoca los juguetes tradicionales; y Kamarr los intentos de los militares y la Iglesia de acallar al Carnaval a lo largo de la historia. Momo no se achica con la lluvia. El sábado y el lunes son las dos últimas jornadas de este año. Galería y videos.

Alegría. Las sonrisas de los integrantes de las comparsas están a flor de piel. (Foto: FC)

Gualeguaychú. Especial.

Es una ciudad a la que el carnaval le sale por los poros. A poco de dejar atrás la ruta, se empiezan a ver a lugareños con carteles de “alquilo habitación”, “se alquila departamento” y otras tantas maneras de ofrecer un lugar en donde pueda alojarse el turista, que sin pensarlo demasiado va hasta Gualeguaychú a dejarse contagiar de la alegría que el Rey Momo esparce durante todo el verano.

En las inmediaciones del Parque de la Estación, donde está ubicado el Corsódromo de Gualeguaychú, sede del denominado Carnaval del País, se encuentran diferentes puestos que venden espuma y unas bulliciosas bocinas que algunos chicos usan para asustar a las chicas que pasan cerca, a veces sin importar si se trata de vecinos o visitantes. En otros, se pueden comprar remeras alusivas al carnaval o sacarse dos fotos con hombrera y tocado, ya sea con la cámara propia o celular. Y no pueden faltar aquellos en los que se venden choripanes, cerveza y fernet.

Es una ciudad que se paraliza con el carnaval. La tarde gris del sábado que devino en una llovizna persistente abría el interrogante entre todos los gualeguaychuenses con respecto a la realización de la octava noche de la edición 2014. Y como durante el verano todo gira allí en torno a los corsos, si llueve las comparsas no salen, por ende el que pone su casa o habitación en alquiler no va a tener a quien hospedar; y el que vende espuma y bocinas no va a tener a quien ofrecérselas, entre un sinfín de etcéteras que se desprenden ante una posible suspensión.

En Gualeguaychú, esta ciudad entrerriana de casi 110 mil habitantes ubicada a 230 kilómetros de la Capital Federal, todos los sábados de enero y febrero y el fin de semana de carnaval, compiten tres de las cinco comparsas. Es que además de una fiesta, es una competencia que tiene reglas estrictas. Este año lo hacen “Kamarr”, que fue la campeona de 2013, “Papelitos” y “O’Bahía”. Como por reglamento tienen un sistema de rotación, la que se llevó los laureles en la edición anterior defiende su título y las dos que no lo lograron deben esperar un año para volver, una suerte de irse al descenso, lo que les sucedió en esta ocasión a “Marí Marí” y “Ara Yeví”. Cada comparsa tiene 90 minutos para recorrer los 510 metros de pista rodeada por las tribunas que tienen una capacidad para 35 mil personas. Si se exceden, son penalizadas. Un jurado califica con una numeración de 0 a 100.

A pesar de la llovizna, y con la tarde que se iba convirtiendo en noche, el clima en el galpón donde se prepara “Papelitos” es de algarabía. Algunos y algunas se maquillan, arreglan y dejan correr la purpurina por sus cuerpos; otros y otras bailan y cantan los temas que suenan en ese gran espacio, desde cumbias hasta alguna canción de Tan Biónica y el Indio Solari, para aumentar el ánimo festivo. Una integrante, micrófono en mano, llama a algunas chicas para que se apuren en prepararse. Tiene todo lo que tiene que tener una previa, pero organizada. No falta la cerveza y el fernet, pero no dejan nada librado al azar. Sobre todo porque saben que les toca en esa octava noche ser los primeros en salir. Esa alegría contagia, el que pasa a ver los preparativos termina con ganas de bailar, pero lo mejor está por venir.

A pocos minutos, la lluvia se torna intensa, y empapa por igual a los que hacen la fila para entrar a las tribunas, a los periodistas y a los que van al sector vip. A pesar del agua, contra todo lo que puede creerse, y por la gran cantidad de gente que se acercaba al Corsódromo, que cumplió 17 años, decide no suspenderse la octava noche.



Por la lluvia, salen sin plumas (el agua las arruina y son carísimas), sin integrantes arriba de los doce carruajes -3 por cada comparsa- y la música no es en vivo, sino una grabación, algo que desluce un poco la belleza del espectáculo pero no empaña la alegría.

Sale primera a la pista del primer Corsódromo del país y segundo de América del Sur “Papelitos”, del club Juventud Unida. Los gritos de la tribuna, la música y las bocinas estallan. Las vestimentas y las imponentes carrozas representan el choque de la cultura española y los pueblos originarios en el descubrimiento de América, tema que lleva el título “Latidos”.


Le sigue “O’Bahía”, del club de Pescadores de Gualeguaychú. Plantea el tema “Homo Ludens”, tomado del libro homónimo del historiador holandés Johan Huizinga. Los trajes de fantasía y sus carrozas representan aquellos clásicos juguetes de la infancia. La mujer maravilla se roba todas las miradas por su sensualidad, y la carroza de la casa de muñecas a tamaño real deslumbra mientras avanza a paso lento. Y no faltan Geppetto ni un Playmobil gigantes.




La lluvia da una tregua justo cuando sale “Kamarr”. “¿Ustedes querían carnaval? Acá tienen carnaval. ¿Querías una fiesta? Acá tenés una fiesta. ¿Querías tormenta? Cortamos la tormenta”, grita un integrante de la orquesta, que pudo cantar en vivo, mientras en las tribunas los jóvenes y no tan jóvenes bailan, cantan, toman cerveza y fernet. Todo es alegría.

“Kamarr” es la comparsa campeona del 2013, que busca repetir la conquista. Dos grandes carrozas negras con letras verdes llaman la atención. El tema elegido es “Q.E.P.D, que en paz descansen quienes quieren prohibir el carnaval”, en cuya canción y trajes critican a aquellos que buscaron dejar en el olvido al Rey Momo, como Napoleón, algunos Papas y el dictador Videla.


Marilina González Folmer, una hermosa mujer con diminutas prendas violeta con lentejuelas levanta sus brazos en dirección a las tribunas, posa, derrocha sensualidad. Poco después aparece Marianela Heyaca, una morocha con pequeñísimas prendas verdes, rojas y con una sonrisa pícara que es imposible no mirar. Les siguen unos metros atrás un hombre vestido de pontífice y con su cara pintada de calavera que lleva de la mano a una rubia escultural.


Delante de un Napoleón vestido de negro con cara de calavera se contornea Yamila Di Santo. Con una amplia sonrisa, pisa la pista con firmeza, no pasa desapercibida. Y segundos después se ve a Fernanda Rivas caminar por el centro de la pista, con un conchero rojo y dorado. Extiende sus brazos al cielo, tal vez agradeciendo una noche más de carnaval, tal vez agradeciendo que la lluvia había cesado.


El trabajo de las comparsas previo, durante y después del carnaval es intenso. Ni bien termina una edición ya empiezan a prepararse en la siguiente. Para este año, cada una invirtió entre 3 y 5 millones de pesos en carrozas, vestuario y coreografía para sus 300 integrantes, respectivamente.

Cada sábado de enero, en promedio, unas 20 mil personas festejaron el carnaval más grande del país, y según sus organizadores el segundo más grande del continente, después del de Río de Janeiro. Para el fin de semana de carnaval se espera que la cifra sea algo mayor y que la ciudad explote de visitantes. El cierre de la edición 2014 de esta celebración será el martes, cuando se sabrá qué comparsa ganó este año.

En la octava noche –la de la lluvia copiosa-, que fue la última de febrero, se acercaron 15 mil, que fueron con paraguas, camperas impermeables, bolsas de consorcios e incluso sombrillas de playa para cubrirse del agua. Por el mal tiempo, se decidió que no se considerara puntuable para el jurado. La idea era no fallarle a la gente que fue al Corsódromo para tener su noche de fiesta. El Rey Momo hizo lo suyo para que la fiesta no pare.

Datos útiles:


Cómo llegar:
En auto, desde Buenos Aires hasta Gualeguaychú son 230 kilómetros por la autopista Panamericana ramal Escobar y rutas 9,12 y 14.
En micro, por las empresas Flecha Bus, Nuevo Expreso y San José. Flecha Bus viaja desde Retiro y otros puntos de Capital y GBA, con salida y regreso en el día y promociones especiales. El traslado con entrada al espectáculo cuesta 345 pesos.

Cuándo ir:
Las últimas noches del carnaval son las del 1°, 2 y 3 de marzo. El 2 de marzo es la megafiesta carnavalera, con bandas en vivo y se elige a la Reina del Carnaval.

Cuánto cuesta:
La entrada general al carnaval cuesta 180 pesos, que habilita ir a las tribunas populares. Menores de 12 años pagan 35 pesos. Por una platea con silla se paga un extra de 20 a 120 pesos, según la fila. Para los sectores VIP se paga un extra de entre 450 y 1000 pesos, por una mesa con cuatro sillas. Para la tribuna de cemento se paga un extra de 45 pesos. Se venden en la boletería del Corsódromo, y por Internet en http://www.carnavaldelpais.net.

Para más información sobre la ciudad de Gualeguaychú y el Carnaval, visitar http://www.gualeguaychu.tur.ar

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