La convocatoria reunió a más de 150 mil personas en el Congreso y alrededores. El reclamo se repitió en simultáneo en otras ochenta ciudades del país e incluso en otros países de la región.
Con una convocatoria que superó por lejos lo imaginado, una
multitud se reunió ayer frente al Congreso Nacional bajo la consigna
#NiUnaMenos, propagada por las redes sociales, para exigir medidas que pongan
fin a los femicidios, frenen la violencia de género y se asista a las víctimas.
El reclamo se dio en simultáneo en numerosas ciudades del interior del país,
donde también hubo concentraciones con gran concurrencia, e incluso en otros
países de la región, como Uruguay, Chile y México. De la masiva marcha
participó una infinidad de víctimas de la violencia machista, en el caso de
aquellas que pudieron salir vivas de ese infierno; y también se sumaron los
familiares de aquellas mujeres que fueron asesinadas, para pedir que las cosas
cambien, como una manera de recordarlas.
El punto central de la convocatoria fue la lectura del
documento en el que los organizadores recordaron la sanción, en 2009, de la Ley
de Protección Integral de las Mujeres, pero criticaron que aún no está
completamente reglamentada. Y también apuntaron sus cuestionamientos al rol del
Poder Judicial.
“En 2008 mataron una mujer cada 40 horas; en 2014, cada 30.
En esos siete años, los medios publicaron noticias sobre 1.808 femicidios. ¿Cuántas
mujeres murieron asesinadas sólo por ser mujeres en 2015? No lo sabemos, pero sí
sabemos que tenemos que decir basta”, leyó el actor Juan Minujin. En una de las
rejas de la Plaza colgaba una bandera de más de 50 metros donde se pudieron
leer los nombres de las esas mujeres que fueron asesinadas desde el 2008, según
las cifras de la ONG La Casa del Encuentro y también los nombres de las jóvenes
Carolina Aló, Natalia Mellman y Paulina Lebbos, casos emblemáticos y fatales de
violencia de género.
“No queremos más
mujeres muertas por femicidio. Las queremos vivas a todas. Ni una menos”, fue
el concepto raíz del documento.
Es que “todavía está pendiente de reglamentación en algunos
artículos” de la norma, “incluido el Plan Nacional de Acción para la
Prevención, Asistencia y Erradicación de Violencia Contra las Mujeres”. En ese
sentido, plantearon que “sin la reglamentación completa, el diseño de políticas
integrales y la asignación del presupuesto necesario, esta herramienta lograda
en 2009 resulta insuficiente para revertir el aumento de la violencia”.
En el documento asimismo se señaló que “el Poder Judicial
desempeña un papel en general ineficiente a la hora de dar respuesta a las
víctimas” y apuntaron principalmente al hecho de que “son ellas las que tienen
que denunciar y luego ratificar las denuncias en la comisaría”. “Este sistema
de doble denuncia está apoyado en la falta de confianza de la Justicia hacia
las mujeres y contribuye a la impunidad del agresor”, afirmaron los
convocantes, y añadieron que con esto “el Poder Judicial agrega otro tipo de violencia:
la violencia institucional”.
El documento, además de hacer referencia a las mujeres
“golpeadas y asesinadas”, puso la lupa también sobre las “desaparecidas,
víctimas del delito de trata” y se remarcó que en torno a algunos de esos casos
“se sospechan tramas mafiosas que incluyen la participación de la Justicia y de
las fuerzas de seguridad”.
Por otra parte, se hizo hincapié al “modo en que los medios
tratan el problema”, crítica que apuntó en particular a las coberturas
periodísticas que ponen el foco en la “vestimenta” o las “amistades” de las
víctimas de este tipo de crímenes ya que ese tratamiento “en el fondo agita el
‘algo habrán hecho’”.
También cuestionaron las “imágenes y palabras que ubican a
las mujeres en desigualdad”, la “invasión de la intimidad de las víctimas” y
“la insistencia en revelar el modus operando del asesino”, lo que consideraron
“contribuye a que el crimen se naturalice”.
En la concentración se mezclaron mujeres y hombres que salían
de sus trabajos y decidieron quedarse; chicas, adolescentes, señoras mayores; jóvenes
que fueron en grupo e incluso familias enteras con las columnas de organizaciones
sociales, políticas y sindicales que se sumaron.
Las consignas que más se repetían en los carteles, banderas,
afiches u hojas impresas o con dibujos eran “#NiUnaMenos”, o “No más violencia”.
Pero también había mensajes originales, como una chica que llevaba una pancarta
que decía “Yo no tengo la culpa de que seas inseguro” o “No me visto para
provocarte”, entre muchos otros.
Y los familiares y amigos de víctimas de femicidio que se
hicieron presente en la marcha frente al Congreso llegaron con afiches y
pancartas de esas mujeres asesinadas por la violencia machista.
En las inmediaciones del Congreso, entre los ciudadanos que
se acercaron a la convocatoria, estuvieron presentes diversos dirigentes
políticos sin banderas partidarias, como la fórmula presidencial de la UCR
Ernesto Sanz y Lucas Llach, y los radicales Mario Cimadevilla y Ricardo Gil
Lavedra. También asistieron el titular de la Cámara de Diputados, Julián
Domínguez, y el diputado del Frente Para la Victoria Carlos Kunkel; la senadora
del PRO Gabriela Michetti; el senador nacional Fernando “Pino” Solanas; el
ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi; los dirigentes del frente
Renovador Mirta Tundis y Diego Kravetz; la referente del MST Vilma Ripoll y la
legisladora porteña de ECO Graciela Ocaña.
Nota con despachos de agencias Noticias Argentinas y Télam
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