Mauricio Macri asumió ayer como Presidente de la Nación con
un mensaje de unidad nacional para saldar “tantos años de enfrentamientos inútiles”
y prometió luchar contra la corrupción, la pobreza y el narcotráfico. Desde que
salió de su casa en Palermo, fue acompañado por una enorme cantidad de
personas, que con gritos y aplausos lo vivaban al pasar y la Plaza de Mayo estuvo
bastante nutrida cuando el flamante mandatario salió al balcón a saludar y
agradecer.
Macri exhibe el bastón que recibió de manos de Federico Pinedo. (Foto: Clarín)
El referente de Cambiemos primero juró en el Congreso
Nacional ante la Asamblea Legislativa y luego se dirigió a la Casa Rosada para
recibir el bastón de mando y la banda presidencial, convirtiéndose formalmente
en el Presidente número 52 de la República Argentina.
Macri dio su primer discurso oficial como jefe de Estado en
el Parlamento, donde abogó por un “país unido en la diversidad”, se comprometió
a que haya una “Justicia independiente”, y en ese sentido aseguró que durante
su mandato no habrá “jueces macristas”.
En el texto que leyó durante media hora, el flamante
mandatario buscó diferenciarse del estilo K que reinó durante doce años y
resumió tres ejes principales de gestión: “Pobreza cero, lucha contra el
narcotráfico y unión de los argentinos”.
“Quiero hacer especial énfasis en otra intención básica del
período que hoy empieza: este Gobierno va a combatir la corrupción”, aseveró
enfático Macri, y prometió ser “implacable” con los que caigan en actos de esa índole
“sean propios o ajenos”, en lo que fue uno de los pasajes más aplaudidos de su
mensaje.
El Presidente, que vistió traje azul, camisa blanca y
corbata celeste, se dirigió a la Asamblea Legislativa y a los invitados desde
el estrado de la Cámara de Diputados. A su lado estuvo la vicepresidenta
Gabriela Michetti y el Presidente provisional del Senado, Federico Pinedo.
En las bancas los escucharon, además de los dirigentes
oficialistas, referentes de la oposición y peronistas que no acompañaron la
orden de la presidenta saliente Cristina Kirchner de no participar de la jura,
entre ellos el gobernador saliente de la provincia de Buenos Aires, Daniel
Scioli, el gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey y el de Tucumán, Juan
Manzur.
Macri mencionó a cada uno de sus ex rivales en las
elecciones presidenciales, Scioli, Sergio Massa, Margarita Stolbizer, Adolfo
Rodríguez Saá y Nicolás Del Caño quienes, a excepción del referente del Frente
de Izquierda y los Trabajadores, estaban presentes, y sostuvo que están “unidos
por la vocación democrática y por el sueño de una Argentina desarrollada”.
“La política no es una competencia entre dirigentes para ver
quién tiene el ego más grande”, expresó el mandatario y destacó que fomentará
el “trabajo en equipo para servir a los demás”. Y, entre los aplausos, aseguró:
“Se viene un tiempo nuevo, de diálogo, respeto y trabajo en equipo”.
El jefe de Estado pidió “el aporte de todos”, después de “tantos
años de enfrentamientos inútiles”, y aseveró que “es lo que pidieron millones
de argentinos que estaban cansados de la prepotencia y los enfrentamientos inútiles”.
Viajaron especialmente para asistir a la ceremonia los
presidentes Dilma Rousseff (Brasil), Michelle Bachelet (Chile), Tabaré Vázquez
(Uruguay), Evo Morales (Bolivia), Ollanta Humala (Perú), Juan Manuel Santos
(Colombia), Rafael Correa (Ecuador) y el Rey emérito de España, Juan Carlos,
entre otros.
Ante esas presencias, adelantó cambios en la política
exterior: “Sostendremos todos nuestros reclamos soberanos y nuestros valores
sin que eso impida una normal relación con todos los países del mundo”.
“En la pelea irracional no gana nadie, en el acuerdo ganamos
todos. No hace falta que dejemos de lado nuestras ideas, sino poner al servicio
de un objetivo común. Podemos pensar de distintas formas, pero la ley tiene que
ser respetada”, señaló.
En las inmediaciones del Congreso, en lo que fue una jornada
calurosa y soleada, miles de ciudadanos y simpatizantes aguardaban su salida,
al igual que en la Plaza de Mayo, donde muchos se concentraron para festejar y
presenciar la llegada del nuevo Presidente a la Casa Rosada. Y la algarabía
estalló cuando Macri salió al balcón para saludar a la gente. En esa plaza, que
ha sido escenario de momentos históricos del país, un día antes miles de seguidores
fueron a despedir a Cristina.
En ese también histórico balcón de Casa de Gobierno, el jefe
de Estado, junto a Michetti, la primera dama Awada y Antonia, la hija de ambos,
gritó “gracias” con euforia y, a pedido del público, bailó “No me arrepiento de
este amor”, de Gilda, mientras la vice no se quedó con las ganas de cantarla
como si estuviera en un karaoke.
La llegada a la Casa Rosada fue a bordo de una camioneta
Volkswagen blanca, con la que salió desde su residencia en Recoleta con su
esposa e hija menor. Fue seguida de cerca por una Escolta de Granaderos a
Caballo del Regimiento de Patricios.
Macri se asomó por el techo abierto del vehículo para
saludar mientras recibía las muestras de afecto de las miles de personas que se
acercaron al vallado montado sobre la Avenida de Mayo, a lo largo de las doce
cuadras que separan el Congreso de la Casa de Gobierno.
Tras recibir los atributos de mando y salir al balcón, se
dirigió junto a su esposa al Palacio San Martín, sede de la Cancillería, donde
recibió a las delegaciones extranjeras. Por la tarde, en el Museo del
Bicentenario, tomó juramento a los integrantes del Gabinete de ministros, en un
clima distendido y entre bromas.
En el cierre de sus primeras horas como jefe de Estado,
asistió a una gala especial en el Teatro Colón.
Nota con despacho de agencia Noticias Argentinas
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