Los animales sufren el encierro en un predio que se encuentra descuidado y serían trasladados. La decisión no se tomaría en el corto plazo.
El Gobierno de la Ciudad analiza cerrar el Zoológico de
Buenos Aires y trasladar a los animales, que sufren el encierro en un predio
que se encuentra en un notorio estado de descuido por años de falta de
mantenimiento. Pero la mudanza no se llevaría a cabo en el corto plazo, según
trascendió de fuentes de la administración porteña.
De acuerdo a fuentes oficiales, citadas por la agencia
Noticias Argentinas, “se evalúa el destino del Zoo porteño”, pero dejaron en
claro que “se trata de una decisión compleja que requiere de un análisis
exhaustivo”.
“A corto plazo no esperamos ninguna definición”, añadieron
esas fuentes, que así rechazaron la posibilidad de que se realice a la
brevedad, tal como había trascendido a partir de lo publicado ayer por el portal
Apertura.com. Ese sitio informativo subió una nota en la que, citando fuentes
del Gobierno porteño que no identifica, da cuenta que a partir de febrero se
iba a iniciar el proceso de cierre del Zoo, con el traslado de los animales que
actualmente se alojan allí.
Además, señalaron que el cierre del predio ubicado en
avenida Sarmiento y avenida Las Heras, en el barrio de Palermo, tendría un
proceso que demandará algún tiempo. Los animales serían trasladados a un nuevo hábitat
en el que deberán tener un proceso de adaptación, pero es un asunto complejo
dada la gran cantidad de especies. Es que, según cifras del Zoológico, allí
conviven 2.500 ejemplares de 350 especies en un predio de 18 hectáreas.
Y hay un dato que no es menor: el Zoo cuenta con 52 edificios,
algunos de 1875, lo que llevó a que fuera declarado como Monumento Histórico
Nacional, lo que impide que el parque sufra modificaciones profundas en su
infraestructura.
Lo cierto es que la situación del Zoológico es preocupante
desde hace un tiempo, ya que está notoriamente descuidado; e incluso los
propios trabajadores reclamaron el año pasado por el estado de los animales a
la empresa Jardín Zoológico S.A, que tiene la concesión del parque desde 1991.
Por dicha concesión, que expira en 2017, la empresa le paga al Gobierno porteño
un canon de un millón de pesos por mes.
En el Zoo trabajan unas 220 personas y sólo 30 de ellas son
cuidadores, aunque 150 están en contacto con los animales.
En octubre del año pasado se hizo una presentación ante el
Gobierno porteño para pedir la intervención, con el objetivo de “preservar la
seguridad laboral de los empleados, el patrimonio arquitectónico, el arbolado,
los animales, el conjunto edilicio paisajístico-ambiental y artístico-ornamental”.
Y en diciembre, distintas ONGs proteccionistas organizaron
un abrazo simbólico en la puerta del zoológico reclamando por el estado de los
animales. Esas instituciones lo definieron como “una bomba de tiempo” y
reclamaron su reconversión en un centro de rescate y rehabilitación. Algunas
consignas fueron “no más Zoo, por un Jardín Ecológico” y “por la liberación de
los animales”, y a su vez propusieron “llevar a los animales exóticos a
santuarios para que vivan en semi libertad y tengan cubiertas sus necesidades básicas”.
En los últimos tiempos, el Zoológico ha ido perdiendo público
por la multiplicidad de otras actividades culturales en la Ciudad: el año
pasado recibió 800 mil visitantes, de los cuales sólo pagó la mitad, cifras que
quedaron muy lejos de los tres millones que asistieron en años anteriores.
Nota con despacho de agencia Noticias Argentinas
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