Para llegar a la cúspide, los ganadores de la convocatoria deberán
subir 67 metros y medio a través de 206 escalones de una escalera tipo marinera.
Para el aniversario, fue restaurado y puesto en valor y se inaugurará un nuevo
sistema de iluminación. Su historia.
El Obelisco cumple ochenta años, y para celebrarlo, ochenta
vecinos subirán el lunes a su parte más alta y podrán disfrutar de una vista
privilegiada de la Ciudad desde el emblemático monumento.
El Gobierno porteño, como parte de las celebraciones del
aniversario del monumento construido en 1936 por los 400 años de la primera
fundación de Buenos Aires, convocó a los vecinos a través de las redes sociales
para que suban los 206 peldaños.
Para llegar a la cúspide, los vecinos deberán subir 67
metros y medio a través de 206 escalones de una escalera tipo marinera, las
verticales que se usan para bajar a pozos o subir a la parte más alta de algunas
torres. Por eso, cada afortunado ciudadano que fue elegido estará sujetado con
arneses y podrá hacer siete palabras de descanso a lo largo de la subida, donde
un miembro de Defensa Civil lo recibirá y verificará que todo esté en orden
para seguir.
La subida no requiere gran esfuerzo físico pero no parece
apta para aquellos que sufren de vértigo: desde la escalera, completamente
vertical, pueden verse los 67 metros de esta estructura de cemento.
Los ochenta vecinos fueron ganadores de un sorteo realizado a
través de Facebook por el Gobierno porteño para “todos los habitantes de la
Ciudad, la provincia y el país”, del que participaron “más de 15 mil en sólo
cuatro días”, según dijo el subsecretario de Comunicación de la Ciudad,
Federico Di Benedetto.
La actividad comenzará a las 8 de la mañana, en tanto que a
las 8 de la noche se inaugurará la nueva iluminación del Obelisco, que consiste
en un juego de luces led de distintos colores que será modificado y controlado
por una computadora en cada fecha emblemática o celebración.
Para la celebración del lunes, el ministerio de Ambiente y
Espacio público porteño realizó una restauración y puesta en valor del Obelisco
que llevó un mes e incluyó la limpieza interna y externa, la pintura de las
cuatro fachadas, la reparación de la iluminación interna y la instalación del
nuevo sistema de luminarias led. Y la seguridad estará a cargo de Defensa Civil
y el SAME.
Un monumento con historia
La historia del Obelisco empieza a escribirse en 1936,
cuando el parlamento porteño votó su construcción para dar testimonio del espíritu
progresista de la época y celebrar los 400 años de la fundación de Buenos
Aires. Por aquel entonces el presidente de la Nación era Agustín P. Justo; y
Mariano de Vedia y Mitre el intendente de Buenos Aires.
Las obras comenzaron en marzo de ese año y duraron algo más
de un mes. Estuvieron a cargo de un consorcio alemán con más de 150 operarios
que dieron forma al proyecto del arquitecto tucumano Alberto Prebisch, quién
también proyecto el teatro Gran Rex, inaugurado el año siguiente en Corrientes
al 800, y del cine Atlas, en Lavalle al 800, además de varios edificios para el
Banco Hipoteacario y del cine Gran Rex de Rosario.
El resultado fue una estructura que pesa 170 toneladas, mide
67 metros y medio y en su interior tiene 206 escalones con siete descansos
hasta llegar a la cúspide, que posee cuatro ventanas. Se inauguró el 23 de
mayo. ¿Cuánto costó por entonces? 200 mil pesos moneda nacional.
Cada uno de sus lados rinde homenaje a un hecho histórico:
las dos fundaciones de Buenos Aires (la de Pedro de Mendoza de 1536 y la de
Juan de Garay de 1580), el primer izamiento de la bandera, en la Iglesia de San
Nicolás –que estuvo en ese predio- y la Constitución de 1880, que estableció la
Capital Federal.
Desde las cuatro ventanas se pueden apreciar distintas
vertientes de la arquitectura porteña: cúpulas como la del Congreso Nacional,
el palacio Barolo o el edificio Bencich, y construcciones más recientes como
las torres de Puerto Madero.
También se observan las copas de los árboles de la Reserva
Ecológica, y si el día está despejado, se puede ver el Río de la Plata. La
ubicación del Obelisco permite visualizar el trazado urbano, que desde allí
parece un dibujo geométrico: la avenida 9 de Julio desde Retiro hasta Constitución,
las diagonales que nacen en la Plaza de Mayo y la avenida Corrientes.
En la punta, que mide 40 centímetros, hay empotrada una caja
de hierro que al parecer guarda una foto del jefe de máquinas de la construcción,
y un documento destinado a quien demuela el monumento, que forma parte del
paisaje urbano de Buenos Aires.
Nota con despacho de agencia Télam
No hay comentarios:
Publicar un comentario