Si bien viene ganando terreno en los últimos años y se ha
convertido en un vehículo de preferencia para muchos porteños, aún quedan
aspectos clave por resolver.

La bicicleta viene ganando terreno en los últimos años en la
Ciudad, y se ha convertido en un vehículo de preferencia para muchos vecinos,
que la eligen por conciencia ambiental o porque es una alternativa para ganarle
al complejo tránsito porteño. Pero si bien el desarrollo fue impulsado por las
autoridades locales, todavía quedan aspectos clave para mejorar, como la
infraestructura de las bicisendas y la convivencia con peatones y automovilistas.
Cada vez más personas cambian el auto por la bicicleta en
Capital para trayectos cortos, atraídos por los más de 150 de kilómetros de
bicisendas que conectan más de veinte barrios porteños y las 850 bicicletas
gratuitas del sistema Ecobicis.
El desarrollo de la bicicleta como medio de transporte fue
impulsado desde el Gobierno porteño, y la Ciudad de Buenos Aires fue reconocida
como una de las ciudades más amigables del mundo para andar en este vehículo,
de acuerdo a un estudio realizado en Dinamarca.
No obstante, lo hecho requiere aún más, como la ampliación y
mejora de la infraestructura de las ciclovías, como la educación vial y la
relación entre ciclistas y automovilistas. Hay quejas de ambos sectores, que
dicen que las bicisendas están mal ubicadas. Y los que eligieron las bicis como
vehículo piden que haya más.
También están aquellos que consideran que existen fallas en
la red de carriles exclusivos para bicicletas, como discontinuidad en las vías
de circulación, ya que dicen que hay puntos donde la bicisenda termina de forma
abrupta, propiciando situaciones de riesgo para ciclistas y conductores de
autos; contenedores de basura que invaden algunos de los carriles; bicisendas
con desniveles –una parte de la ciclovía está asfaltada y la otra, de
adoquines-; alcantarillas; cambios de sector inadecuados; falta de señalización,
entre otros aspectos.
La educación vial resulta fundamental para lograr una buena
convivencia entre bicicletas y peatones como también con autos, motos y
colectivos. Es que hay ciclistas que no respetan semáforos y que circulan a
gran velocidad por las ciclovías; peatones que utilizan la bicisenda o esperan
sobre ella para cruzar; y ciclistas que circulan por la vereda a toda marcha, algo que está prohibido (la norma establece que pueden hacerlo niños
hasta los 12 años y a la menor velocidad posible, teniendo prioridad el peatón).
Unos meses atrás, la legisladora porteña María Inés Gorbea,
del bloque Suma+, presentó un proyecto con algunas restricciones para los que
circulan en bicicleta, algo que no fue bien recibido entre los ciclistas. La
iniciativa, que aún no pasó por el recinto, prevé una modificación del Código
de Tránsito y Transporte de la Ciudad y establece tres prohibiciones: no se
podrá circular por las veredas –algo que ya está prohibido en el Código de Tránsito-,
hablar por celular ni usar auriculares mientras se utiliza la bicicleta por las
calles de la Capital.
En los fundamentos, la edil capitalina señaló que “como bien
todos sabemos, el uso de las bicicletas tiene múltiples beneficios, tanto para
la salud como para el medio ambiente; no obstante dichos beneficios deben
complementarse con ciertas regulaciones que tiendan a lograr una mejor
convivencia, que garantice el respeto entre los ciudadanos que transitan por la
Ciudad”.
Gorbea argumentó que “el uso de dispositivos de telefonía móvil
y cualquier otro medio o sistema de comunicación y/o auriculares, es una
conducta que le resta seguridad al ciclista y puede poner en grave peligro a
los peatones que se encuentran circulando por la vía pública, todos los
sentidos deben estar alertas, para evitar de esta manera siniestros”.
La clave para una buena convivencia en el complejo entramado
del tránsito porteño es que todos los actores que intervienen cumplan con las
normas. Que los usuarios de bicicletas respeten al peatón, utilicen casco, luces
y pecheras; circulen siempre por las bicisendas, y si no existe, transiten por
el lado derecho de la calle y no consumir alcohol. Y que los usuarios de autos,
colectivos y camiones, respeten a la bicicleta, ya que es el vehículo más
vulnerable en el esquema del tránsito, miren a ambos lados en el cruce para
asegurarse que no haya un ciclista circulando; que al estacionar, observen que
no transite ninguna bicicleta antes de abrir la puerta, y al adelantar, dejen
un espacio de 1,50 metros entre el vehículo y la bicicleta.
Nota con despacho de agencia Noticias Argentinas
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