Son 20 mil toneladas de hielo del Glaciar Perito Moreno en un trailer, afuera del pabellón Ocre de La Rural. Para entrar al “camión sensorial” hay que colocarse crampones y la caminata es resbaladiza.
Es el segundo año que el camión sensorial está en la Expo Patagonia (Foto: Panorama Ciudad)Están quienes hicieron los 2800 kilómetros hasta el Parque Nacional Los Glaciares. Son unos afortunados. Pero para quienes no han tenido la oportunidad y anhelaban con hacerlo, la Expo Patagonia en La Rural es la ocasión ideal para poder conocer algo de esos hielos milenarios.
Esperar el ingreso es lo que más tiempo lleva, ya que es uno de los principales atractivos de la feria. Quien escribe aguardó casi media hora para que los responsables del enorme trailer de 15 metros de largo, con una imagen también enorme de los hielos del glaciar, me colocaran los crampones. Entraban unos ansiosos, salían otros asombrados. “Voy a soñar viendo pies”, decía Fernando, quien ajustaba el calzado de los concurrentes para evitar resbalones.
En la fila, delante había una mamá con su nene, de esos que no paran de hablar durante cada minuto de espera. “¡Quiero subir ya!”, decía Roberto una y otra vez. “Está enloquecido”, contaba la madre. Y no es para menos, porque el chico no conoce el sur.
Cuatro escalones separan el suelo del trailer. Es como recorrer 2800 kilómetros en un solo paso.
El “camión sensorial”, como le llaman al trailer que ya recorrió Tigre y estuvo dando vueltas por la Ciudad mostrando uno de los atractivos de la provincia patagónica, es lógicamente frío, y oscuro, con algunas luces tenues de color azul, para ver por donde pisar. La caminata no es tan sencilla ante el hielo resbaladizo, varias veces no queda otra que apoyarse en las paredes para poder avanzar, lo que conspira contra aquellos que quieren sacarse una foto. De todos modos, hay un fotógrafo de la organización, que amablemente saca fotos espontáneas, e incluso si se le pide, saca una a aquel que no llevó su cámara. En unos días las va a subir al Facebook de Santa Cruz.
Tocar un tempano es el obvio sentir del frío pero sobre todo imaginar que se desprendió de forma natural del glaciar y que luego de navegar a la deriva fue extraído una vez que se acercó a la costa, y lo magnífico que debe ser caminar en ese Parque Nacional, sobre ese imponente escenario natural. Ni hablar de estar presente en uno de esos desprendimientos que no se dan todos los días.
Son como mucho diez minutos de permanencia en el container, pero cautivante para los porteños, que por cuestiones geográficas no están acostumbrados a este tipo de experiencias. Llega el momento de bajar, porque mucha más gente tiene que subir. Y bajar sin resbalarse, para poder conocer otros encantos del sur en el interior del predio: información turística, charlas, degustaciones y venta de productos regionales. Encantos que invitan a ser conocidos y un sur que invita a ser visitado. Hoy es el último día de la feria, que abre de 14 a 21.
Esperar el ingreso es lo que más tiempo lleva, ya que es uno de los principales atractivos de la feria. Quien escribe aguardó casi media hora para que los responsables del enorme trailer de 15 metros de largo, con una imagen también enorme de los hielos del glaciar, me colocaran los crampones. Entraban unos ansiosos, salían otros asombrados. “Voy a soñar viendo pies”, decía Fernando, quien ajustaba el calzado de los concurrentes para evitar resbalones.
En la fila, delante había una mamá con su nene, de esos que no paran de hablar durante cada minuto de espera. “¡Quiero subir ya!”, decía Roberto una y otra vez. “Está enloquecido”, contaba la madre. Y no es para menos, porque el chico no conoce el sur.
Cuatro escalones separan el suelo del trailer. Es como recorrer 2800 kilómetros en un solo paso.
El “camión sensorial”, como le llaman al trailer que ya recorrió Tigre y estuvo dando vueltas por la Ciudad mostrando uno de los atractivos de la provincia patagónica, es lógicamente frío, y oscuro, con algunas luces tenues de color azul, para ver por donde pisar. La caminata no es tan sencilla ante el hielo resbaladizo, varias veces no queda otra que apoyarse en las paredes para poder avanzar, lo que conspira contra aquellos que quieren sacarse una foto. De todos modos, hay un fotógrafo de la organización, que amablemente saca fotos espontáneas, e incluso si se le pide, saca una a aquel que no llevó su cámara. En unos días las va a subir al Facebook de Santa Cruz.
Tocar un tempano es el obvio sentir del frío pero sobre todo imaginar que se desprendió de forma natural del glaciar y que luego de navegar a la deriva fue extraído una vez que se acercó a la costa, y lo magnífico que debe ser caminar en ese Parque Nacional, sobre ese imponente escenario natural. Ni hablar de estar presente en uno de esos desprendimientos que no se dan todos los días.
Son como mucho diez minutos de permanencia en el container, pero cautivante para los porteños, que por cuestiones geográficas no están acostumbrados a este tipo de experiencias. Llega el momento de bajar, porque mucha más gente tiene que subir. Y bajar sin resbalarse, para poder conocer otros encantos del sur en el interior del predio: información turística, charlas, degustaciones y venta de productos regionales. Encantos que invitan a ser conocidos y un sur que invita a ser visitado. Hoy es el último día de la feria, que abre de 14 a 21.
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