PRIMERA ACTUALIZACIÓN
Desde la medianoche rige el paro nacional convocada por la
llamada CGT Azopardo, que encabeza Hugo Moyano; la CGT Azul y Blanca, que
lidera Luis Barrionuevo y la CTA de Pablo Micheli. Por la medida de fuerza, que
involucra a todo el transporte público, decenas de miles de personas se ven
afectadas, ya que no pueden ir a sus lugares de trabajo o hacen malabares para
asistir.
El paro convocado por las tres centrales opositoras
comprende a todo el transporte: trenes, colectivos y subte, y los taxis que se
ven en la calle son pocos. En los aeropuertos, los únicos vuelos que operan son
los internacionales. Pero además incluye a la recolección de basura, el
transporte de carga, el suministro de combustible, la actividad en los puertos
y la producción de carne. Y en los hospitales sólo funcionan las guardias.
Además, agrupaciones de izquierda que adhieren a la huelga llevan
adelante 40 piquetes en rutas y caminos en todo el país. En el caso del Área
Metropolitana, afectan los ingresos a la Ciudad.
Por ahora, el resultado de esta medida es incierto, más allá
de que desde la CGT Azopardo, el titular del gremio de los Canillitas y
diputado nacional Omar Plaini, asegurara en conferencia de prensa que el paro
tiene un “altísimo acatamiento”.
Desde el Gobierno Nacional, el jefe de Gabinete, Jorge
Capitanich, calificó el paro como “un gran piquete nacional con un paro de
transporte”. Y dijo que “el liderazgo del espacio opositor sindical lo tiene
Barrionuevo y desplazó a Moyano”, algo que desde la CGT tildaron de “chicana”.
Las centrales obreras, enfrentadas con la presidenta
Cristina Fernández de Kirchner, argumentan que el paro no busca desestabilizar
al Gobierno sino expresar descontento por los problemas económicos que ponen en
jaque el salario de los trabajadores.
Moyano, Barrionuevo y Micheli exigen negociaciones
salariales sin topes, el 82 por ciento móvil para los jubilados, el aumento del
mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias y el dinero de las obras sociales.
Y además, responsabilizan a la Nación de no combatir la inflación, y de aplicar
un ajuste que repercute en todos los ámbitos de la economía.
Patricio Giusto, de la consultora Diagnóstico Político, dijo
a la agencia internacional de noticias AP que la protesta obedece a un “generalizado
descontento social”, sustentado en el alto costo de vida, que en enero, a
partir de una fuerte devaluación del peso, y en febrero, fue de más del siete
por ciento.
Pero Giusto puntualizó, además, que algunos gremialistas
tienen aspiraciones políticas. Otro de los reclamos realizados por Moyano,
Barrionuevo y compañía es que el Gobierno combata la inseguridad.
“Este paro es más importante que otros y contribuirá a
recalentar el escenario social”, sostuvo el consultor, y citó un estudio
reciente que contabilizó 500 cortes en la vía pública en enero y febrero en el
país, un “número alto” para lo que es habitual en el verano y que obedecieron a
que las discusiones salariales.
“En marzo tuvimos 656 piquetes, una cifra elevada, y la
tendencia va en aumento. Hay muchas negociaciones salariales irresueltas”, aseveró,
y señaló a la inflación como el principal problema. Y es una de las quejas de
los sindicalistas, que sostienen que los aumentos logrados quedan diluidos por
la inflación y el impuesto a las ganancias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario