La rutina habitual en la Ciudad de Buenos Aires se vio
alterada, en lo que parecía una postal de un día feriado, por el paro general
convocado por las centrales sindicales opositoras al Gobierno Nacional
encabezadas por Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Pablo Micheli. La medida fue
fuerte en la Ciudad y varios puntos del interior del país ya que no funcionó
ningún medio de transporte público y hubo piquetes organizados por agrupaciones
de izquierda en los accesos, en una jornada en la que no faltaron los cruces
entre los gremios y la Nación, que minimizó la huelga.
Desierta. Postal de la zona del Obelisco,que tuvo menos movimiento que un día feriado por la falta de transporte. (Foto: EFE)
La medida de fuerza fue en reclamo contra el “techo a las
paritarias”, la “inflación” y la “inseguridad”, y para exigir el 82 por ciento
móvil para los jubilados y que se eleve el mínimo no imponible del Impuesto a
las Ganancias. Repercutió fuerte en la Capital Federal, el conurbano y las
principales ciudades del interior del país. En el Área Metropolitana no hubo
trenes, colectivos ni subtes (en principio sólo iba a adherir la línea B, pero
afectó a todas los ramales porque la UTA se plegó), y circularon muy pocos
taxis, lo que dificultó seriamente el poder viajar. Tampoco hubo vuelos ni
micros de larga distancia. Y conseguir combustible era una misión imposible.
Además de la falta de transporte, los piquetes en los
accesos a la Ciudad desalentaron la concurrencia al centro porteño, que ofreció
una postal similar a la de un día feriado.
Con respecto al acatamiento al paro, Moyano, titular de la
CGT Azopardo, evaluó: “Ha sido realmente muy pero muy importante. La
convocatoria lanzada para el paro nacional que comenzó a las cero horas del día
de la fecha ha sido con un acatamiento importantísimo y una adhesión que en
muchos casos superó el 90 por ciento, el 95, el 98 por ciento”.
Desde el Gobierno Nacional cuestionaron la medida,
calificada como “gran piquete nacional con paro de transporte”. Por la mañana,
en su habitual conferencia con los periodistas, el jefe de Gabinete, Jorge
Capitanich, apuntó al líder de los gastronómicos: “el liderazgo del espacio
opositor sindical lo tiene Barrionuevo”, a quien señaló como el nuevo jefe del “Frente
Renovador” y de los partidos de “izquierda”, que estuvieron a cargo de los
cortes en el Área Metropolitana y varias provincias.
La respuesta desde el sindicalismo opositor al kirchnerismo
no tardó en llegar. Moyano, que estuvo acompañado por Barrionuevo y el líder
del a CTA opositora Micheli, aclaró que los piquetes estuvieron encabezados por
agrupaciones de izquierda, ya que las centrales obreras no convocaron a ninguna
movilización, y a su vez, sostuvo que las críticas del Gobierno a los cortes “no
van a poder minimizar la jornada de protesta”.
“Algunos dicen, creen o pretenden hacer creer que como
consecuencia de los piquetes la gente no fue a trabajar. Es una absoluta
mentira. En el puerto no vi ningún piquete, en Aeroparque y en Ezeiza no vi
ningún piquete. Acá la expresión fue la voluntad de la gente dando un mensaje
claro al Gobierno nacional”, dijo enfático el líder de Camioneros.
Asimismo, le pidió a la presidenta Cristina Fernández de
Kirchner “que preste atención a lo que expresa la gente en este tipo de medidas”
y “empiece a dar respuestas a los reclamos”.
En la oposición las reacciones por el paro fueron dispares. Algunos
dirigentes lo apoyaron y consideraron “legítimo” y otros lo cuestionaron porque
se realizó sin haber “agotado instancias” de diálogo.
En la Unión Cívica Radical, las opiniones estuvieron
divididas. Por un lado, el diputado nacional Ricardo Alfonsín dijo que “el paro
es por culpa del Gobierno” y justificó la medida de fuerza, que fue
consecuencia de la falta de actualización de “haberes jubilatorios y mínimo no
imponible” y por la “inflación”. Por otro, el senador y presidente del
radicalismo Ernesto Sanz se preguntó: “¿Hay motivos para protestar? Muchos.
¿Llegamos al paro después de agotar otras instancias? No”. Y a su vez, cuestionó
que por la huelga, el país estuvo “inmovilizado”, y que es “la foto de un
fracaso, el fracaso del diálogo”.
Desde la Ciudad, el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, si
bien por una parte coincidió con “el contenido del reclamo”, por otro advirtió
que la huelga “no va a contribuir en nada” al país y repudió los piquetes. “Si
alguien quiere trabajar y no parar y no puede por la amenaza de que hay una
cantidad de piquetes, son amenazas para disuadir”, y consideró que “el paro es
más una interna del peronismo”.
Por su parte, el líder del Frente Renovador y diputado
nacional, Sergio Massa, rechazó la medida y sostuvo que los cortes de tránsito
son “una locura”: “En todo caso la gente tiene que tener libertad para elegir
frente a la convocatoria de la CGT si para o no para. El paro es un mecanismo
de reclamo, pero tiene que ser la última instancia, no la primera. Hay que
agotar las vías de diálogo y es muy importante que sobre esta base, se
construya la posibilidad de encontrar soluciones”, planteó.
Nota con despachos de agencia Noticias Argentinas
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