La Feria del Libro tuvo el sábado su noche más larga. Su Capítulo
40, por las cuatro décadas que cumple esta megamuestra, se celebró con música,
teatro, juegos, stand up, hip hop y rima improvisada.
Quienes entraron por Plaza Italia a partir de las nueve de
la noche, gratis, por celebrarse la Noche de la Ciudad en la Feria, se
encontraron con los músicos del quinteto Mariano Loiácono, que dieron un
adelanto del homenaje a Julio Cortázar con standards del tocaban jazz, que
interpretaron más tarde en la sala Victoria Ocampo.
En las arenas de La Rural había un inmenso juego de la oca
llamado “La oca lectora”, diseñado por Milo Lockett, donde cada casillero
ilustraba un libro y que hacía un recorrido por cuatro décadas de la literatura
argentina. Las fichas del gran tablero eran familias enteras que compitieron
por el libro que se llevó el ganador. Al lado del juego se instaló, por segundo
año consecutivo, el mural de 10 metros de largo por 1,90 contra la trata de
mujeres, escrito y dibujado por Iñaki Echeverría y Gabriela Cabezón Cámara,
autores de la novela gráfica Beya. El
público intervino el mural con dibujos y mensajes.
Las salas del pabellón Amarillo se convirtieron en teatros.
En la sala Javier Villafañe la compañía La máquina de tinta brindó el espectáculo
“Aullar sin ruido, murmullos teatrales a partir de textos de Marguerite Duras”.
Mezclaron textos de la obra de Duras con música y humor, acompañados por el
pianista Manuel Ochoa. En el otro extremo del pabellón, en la sala Leopoldo
Lugones, Ana Padovani y Lila Feinsilber le pusieron voz y música a Cortázar con
el espectáculo “Julio, gran cronopio”.
En la sala Borges se dieron recitales de “Literatura cantada”.
Simja Dujov hizo una versión cuarteto surf del cuento Casa tomada, de Cortázar, con acordeón, clarinete y percusión.
Luego, Fernando Gril hizo una adaptación rapera del Martín Fierro. Siguieron los
platenses de 107 faunos, que le rindieron homenaje a Oliverio Girando con una
versión de rock experimental del poema ocho de Espantapájaros y le dedicaron dos temas al poeta Francisco López
Merino. El cierre lo tuvo la banda Bicicletas, que le rindieron homenaje a La invención de Morel, de Adolfo Bioy
Casares con la balada de “Dos lunas llenas”.
Estas actividades fueron tan sólo algunas de las múltiples
alternativas que se podían seguir durante la noche. La Feria estuvo hasta la 1
de la madrugada repleta de personas de todas las edades que se acercaron a las
mesas de saldo y descuentos, asistieron a los distintos espectáculos y formaron
largas filas, con paciencia, para que autores como Albert Espinosa, quien ideó
la serie catalana Pulseras Rojas y Tiffany Calligaris firmen ejemplares. Se
trató de una noche en la que la cultura fue la protagonista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario