O “se apuesta por la cultura del encuentro o todos perdemos”, dijo el cardenal primado de la Argentina en su homilía. La jefa de Estado volvió a la Catedral Metropolitana tras ocho años, en una señal más de reacercamiento con la Iglesia.
Por primera vez en sus dos mandatos, la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner asistió al Tedeum por el 204° aniversario de la
Revolución de Mayo en la Catedral Metropolitana, en una muestra más del reacercamiento
entre el Gobierno Nacional y la Iglesia, cuya relación ha sabido ser tirante.
En su homilía, el arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, quien encabezó la
ceremonia religiosa, citó al Papa Francisco e hizo un insistente llamado al
diálogo en el país.
A pocos metros de Cristina y del jefe de Gobierno porteño,
Mauricio Macri, que estaban en primera fila pero separados, Poli utilizó once
veces la palabra diálogo y citó a Francisco durante su homilía.
“Cuando los líderes de los diferentes sectores me piden un
consejo –dice el Santo Padre-, mi respuesta es siempre la misma: Diálogo,
diálogo, diálogo”, dijo con énfasis el también cardenal primado de la
Argentina. Y recordó otra frase del Papa argentino, quien sostuvo que
la “única manera de que la vida de los pueblos avance es la cultura del
encuentro”.
“Hoy se apuesta por el diálogo o se apuesta por la cultura
del encuentro, o todos perdemos, todos perdemos. Por aquí va el camino
fecundo”, señaló, al recordar palabras del Sumo Pontífice.
El arzobispo porteño indicó que el diálogo necesita de “la
claridad de palabras y de ideas”, de la “afabilidad” –porque se “deja de lado
el orgullo”- y también debe ser “pacífico”.
“La Patria es un don recibido y la Nación una tarea de
constante sacrificio que nos compromete a todos. La unidad entre hermanos sigue
siendo la ley primera”, remarcó el cardenal. Y, al cerrar su mensaje, pidió la
bendición de la Virgen de Luján “para seguir construyendo una Patria de
hermanos”.
Y hubo un momento de la ceremonia en el que le ganó la
emoción: se le quebró la voz cuando leyó la oración por la paz, que se atribuye
a San Francisco, en el momento de recitar el “perdón”.
El regreso de la mandataria al Tedeum en la Catedral
Metropolitana tras ocho años –cuando acompañó en 2006 al ex presidente Néstor
Kircher- marca el reacercamiento del Gobierno Nacional y la Iglesia, que se da
desde la llegada de Jorge Bergoglio a la Santa Sede el año pasado.
La relación se había tensado aquella última vez que el
matrimonio presidencial oyó en primera fila una dura homilía por parte de quien
ahora es el Papa Francisco hacia la clase política y, como consecuencia, desde
2007 el Tedeum se había trasladado a otros puntos del país. Pero, tras las
reuniones que tuvo con el Pontífice en el Vaticano, y la nueva etapa de la
relación con la Iglesia, el Gobierno decidió retornar a la Catedral porteña.
Y quedó atrás el malestar del Gobierno Nacional por el
documento difundido por el Episcopado, en el que advertía sobre una “Argentina
enferma de violencia”, si bien después fue matizado, y el insólito ida y vuelta
sobre la autenticidad de un telegrama que el Papa efectivamente le envió a la
jefa de Estado saludándola por el 25 de Mayo.
La ceremonia religiosa de hoy dejó atrás una semana marcada
por la polémica generada por un documento del Episcopado, que advirtió sobre
una "Argentina enferma de violencia" pero después fue matizado, y el
escándalo sobre la autenticidad de un telegrama que el Papa le envió a la
mandataria.
Al Tedeum asistieron además el vicepresidente, Amado Boudou;
el presidente provisional del Senado, Gerardo Zamora; el titular de la Cámara
de Diputados, Julián Domínguez, el gabinete nacional, los jefes de las bancadas
del Frente para la Victoria en las Cámaras Alta y Baja, Miguel Ángel Pichetto y
Juliana Di Tullio, respectivamente, y el gobernador de la provincia de Buenos
Aires, Daniel Scioli; entre otros funcionarios.
Por el Gobierno porteño concurrieron la vicejefa, María
Eugenia Vidal; el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta; algunos
integrantes del Gabinete; el diputado nacional del PRO Federico Pinedo; y la
esposa de Macri, Juliana Awada.
La Presidenta llegó a la Catedral a bordo de una combi y
antes de ingresar saludó a los militantes que esperaban en la Plaza de Mayo por
el festival popular que se realizó después. Una vez en el templo, fue recibida
por Poli, y homenajearon al general José de San Martí, cuyos restos están
ubicados en un mausoleo lateral en la nave derecha, desde 1880.
La celebración religiosa finalizó con el canto de Patricia
Sosa de la “Misa Criolla” de Ariel Ramírez.
Nota con despacho de agencias Noticias Argentinas y Télam
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