El festejo fue empañado cuando un grupo de violentos empezó a arrojar piedras, destrozar comercios y mobiliario urbano, y la Policía dispersó con gases lacrimógenos.
Aquella pelota del alemán Mario Götze en el minuto 113,
cuando el segundo tiempo suplementario se extinguía, entró como una aguja en la
vena para los millones de argentinos que vieron aquel remate del delantero ingresando
en la red. Pero el dolor y la tristeza de ver que la Copa del Mundo no venía a
estas latitudes dieron paso al reconocimiento de prácticamente todo un país,
que se juntó en plazas, parques y esquinas para manifestar su orgullo por la
Selección Argentina, que dio todo. En la Ciudad, el punto de mayor concentración
de hinchas fue el Obelisco, donde había familias enteras con banderas, con
vuvuzelas, con las caras pintadas de celeste y blanco. Unos reían, algunos
lloraban. Parecía una fiesta, era una fiesta. Para muchos, principalmente los jóvenes,
era haber vivido por primera vez una final. Pero con el paso de las horas, y suma
de factores mediante como la falta de previsión de las autoridades para
implementar un operativo de seguridad ante tal convocatoria, esa celebración
terminó empañada por incidentes que llevaron a enfrentamientos con la policía y
locales destrozados.
La violencia dejó anoche un saldo de casi un centenar de
heridos -55 confirmados por el SAME-, varios de ellos miembros de la Policía
Federal, y alrededor de 70 detenidos. También hubo decenas locales destrozados
y vaciados y mobiliario urbano inutilizable en la zona de avenida Corrientes,
Cerrito, Carlos Pellegrini, Lavalle y Suipacha.
Los disturbios obligaron a las familias a abandonar el lugar
a las corridas, buscando refugiarse en algunos restaurantes e incluso a los “lobbies”
de los hoteles céntricos para protegerse tanto de las piedras como de los gases
lacrimógenos.
Los hechos de violencia empezaron cuando un grupo de
personas se subieron a un móvil de un canal de televisión y lo destrozaron. La
Policía tardó en actuar. Según revelaron fuentes policiales, y citó la agencia
Noticias Argentinas, se trataría de barrabravas del club Chacarita, a quienes
luego se sumaron otros.
Los efectivos policiales usaron camiones hidrantes y gases para
dispersar a los violentos, que arrojaban botellas, piedras y todo elemento
contundente a su alcance. La zona parecía un campo de batalla: tachos de basura
y contenedores incendiados, vidrios de locales hechos trizas y automóviles
dañados, a los que incluso le robaban lo que encontraban en su interior. También
entraron al Teatro Broadway
Los disturbios se prolongaron por alrededor de tres horas, y
los detenidos fueron trasladados a la Superintendencia de Investigaciones de la
Policía Federal, en Madariaga y la avenida General Paz, en Villa Lugano.
Varios testigos denunciaron la “venta de alcohol ambulante
sin ningún tipo de control” en los alrededores del Obelisco, algo en lo que
hace hincapié la agencia de noticias Télam como para buscar una explicación a
las causas de la violencia.
Cuando todo era festejos, se escuchaban cantos y gritos de
agradecimiento a los jugadores. Y no faltaron las puteadas al árbitro italiano,
por el clarísimo penal del arquero alemán al Pipita Higuaín que no sancionó.
Llegada
El seleccionado argentino llegará hoy por la mañana a Buenos
Aires, alrededor de las 10, y se dirigirá al predio de la AFA de Ezeiza, donde
los recibirá la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Este será el primer acercamiento personal de la jefa de
Estado al conjunto nacional, al cual no despidió antes de partir a Brasil en
junio pasado, tras haber declinado la invitación de su par, Dilma Roussef, para
ver la final en el estadio Maracaná.
Luego del partido que Argentina perdió 1 a 0 ante Alemania
en el segundo tiempo suplementario, Cristina se comunicó telefónicamente con el
entrenador de la Selección, Alejandro Sabella, a quien felicitó por el Mundial
realizado, y lo hizo extensivo a los jugadores del plantel.
Nota con despachos de agencias Noticias Argentinas, Télam, AFP
y EFE
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