Con incidentes y detenidos, desalojaron el asentamiento Papa Francisco tras el crimen de Melina

Eran terrenos contaminados con metales pesados, ya que habían sido un cementerio de autos. Allí vivían unas 700 familias, que lo habían usurpado en febrero. En la zona ocurrieron muchos episodios de inseguridad. El martes pasado murió una joven de 18 años durante un asalto a metros del predio.


La topadora tiraba todo lo que encontraba a su paso. A unos metros, los habitantes del asentamiento ven cómo sus casillas quedaban convertidas en escombros. (Foto: DyN)

En un operativo conjunto, la Policía Metropolitana y la Gendarmería Nacional desalojaron ayer a unas 700 familias que vivían en el asentamiento Papa Francisco, cuyas casillas fueron demolidas, en Villa Lugano, a raíz de una orden judicial que dispuso la medida días después de que en esa zona asesinaran a una joven de 18 años durante un asalto.

La situación en el lugar fue tensa durante todo el operativo de desalojo. Por la mañana, se detuvo a seis personas, pero por la tarde, cuando la Policía terminaba de desalojar a los últimos ocupantes del asentamiento, hubo algunos incidentes en los que se detuvo a una séptima persona.

Como consecuencia de los disturbios, algunas personas sufrieron heridas de bala de goma, dos de las cuales alcanzaron al legislador porteño Pablo Ferreyra (Seamos Libres), en tanto que su colega José Cruz Campagnoli (Nuevo Encuentro) fue golpeado.

Según informaron fuentes judiciales a la agencia Noticias Argentinas, el fiscal contravencional Carlos Rolero le tomó ayer por la tarde declaración indagatoria a los detenidos durante el desalojo, acusados de delitos de usurpación, lesiones y resistencia a la autoridad. Los detenidos son extranjeros, a excepción de uno, que es argentino.

Del procedimiento de desalojo participaron 800 agentes y unos 70 camiones, además de ambulancias y topadoras. Es que la orden de la jueza María Gabriela López Iñiguez incluía la demolición de las casillas.

Una vecina desalojada, que se identificó como María, contó a la agencia de noticias Télam que “a las 7 de la mañana golpearon la puerta de la casilla y dijeron que había que desalojar el lugar. Mis hijos de 6 y 12 años se asustaron y los tuve que llevar a la casa de una vecina, en la Villa 20”. A media mañana recién pudieron ingresar para retirar sus pertenencias que, según les prometieron las autoridades porteñas, fueron llevadas a un depósito de la Ciudad.

El Procurador General de la Ciudad, Julio Conte Grand, detalló que la magistrada “dispuso concretar la orden que estaba resuelta por la cámara y ordenó a la Policía Metropolitana y a las fuerzas nacionales que intervinieran en el proceso”. “La jueza dijo que dispongan lo necesario para garantizar la protección del lugar para evitar la retoma por parte de los ocupantes y proceder a la destrucción de las casillas para avanzar en la recuperación del terreno”, añadió.

Por la mañana, la vicejefa de Gobierno porteña, María Eugenia Vidal, en conferencia de prensa sostuvo que “es importante haber recuperado este terreno, y este operativo dejó dos mensajes. El primero es que no vamos a permitir que las mafias y el narcotráfico se aprovechen de la necesidad de muchos y el segundo que, frente a la necesidad de la vivienda, el camino no es una toma”.

La funcionaria estuvo acompañada en la conferencia por el ministro de Justicia y Seguridad, Guillermo Montenegro, el Secretario de Cooperación, Darío Ruíz, y la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley.

Vidal expresó que “el Gobierno de la Ciudad está tratando de solucionar la falta de vivienda”, en tanto que indicó que “el que lo necesita puede acceder a préstamos” para luego indicar que desde un principio se sospechó que se trataba de “una toma organizada”.

A su turno, Montenegro confirmó que “hubo seis detenciones” de personas “que se resistieron al trabajo que realizaban los policías”, y manifestó que dos efectivos de la Metropolitana y un gendarme sufrieron heridas.

El titular de Seguridad de la Ciudad confirmó que se comunicó “con (Sergio) Berni para llevar adelante la logística y se desplegó un operativo de alrededor de 800 personas”. Y añadió que “se trabajó en forma conjunta”.

El predio llamado luego Papa Francisco, lindero a la Villa 20, fue usurpado el pasado 24 de trabajo, a raíz de que unas veinte personas se instalaran. Por causas que se desconocen, hubo una pelea entre los ocupantes que terminó a los tiros y con la muerte de Osvaldo Soto, de 30 años. En junio pasado se realizó un censo, en el que se constató que vivían unas 700 familias, es decir, más de 2500 personas. Un dato no menor: se trata de terrenos contaminados porque antes había sido un cementerio de autos de la Policía Federal y que con el paso de los años generaron metales pesados que son cancerígenos.

La Justicia había dispuesto en marzo pasado el desalojo del predio, pero la medida no pudo ser llevada adelante por una de las tantas acusaciones cruzadas que tienen funcionarios de Ciudad y de Nación.

El procurador porteño Conte Grand dijo que “ha habido muchos episodios de gravedad” antes del crimen de la joven Melina López, ocurrido el pasado martes, y agregó que “el operativo estaba preparado con mucha anterioridad y se esperaba el momento exacto”.

En ese sentido, sostuvo que las personas que cometen delitos no utilizan el predio “para vivienda” sino que lo hacen “como un lugar de salida” como cometen un ilícito y comentó que éstas “no estaban en el lugar, la Policía no pudo detener gente, pero las tareas de investigación continúan y van a haber novedades importantes”.

El Defensor del Pueblo de la Ciudad, Alejandro Amor, a través de un comunicado señaló que “ahora hay que resolver de manera urgente la reubicación de las personas que se encontraban en el interior del asentamiento, porque quedaron en situación de calle, víctimas del desamparo y de los delincuentes que lucraron con sus necesidades”.

El principio del fin de este precario asentamiento se dio con el asesinato de Melina López, la chica de 18 años que fue ultimada a balazos delante de su novio durante un asalto y, consecuentemente, se detuviera a un joven como presunto responsable del hecho.

El crimen ocurrió el pasado martes por la tarde, cuando la joven se dirigía con su novio a un hipermercado ubicado en avenida Fernández de la Cruz y Escalada para pagar una factura y en ese momento la pareja fue sorprendida por dos delincuentes armados que habrían salido del asentamiento Papa Francisco, en Cruz y Pola.

Por su parte, el Padre Franco, sacerdote que se desempeñaba en el asentamiento, confirmó que se trató de “un desalojo” y que los policías sacaban a las personas sin permitirles llevarse “nada de sus casas”. En declaraciones al canal de noticias Todo Noticias, dijo: “Es muy dura acá la situación. La gente no tiene seguridad que los proteja cuando salen a trabajar, no ha nadie que cuide a las familias que viven acá”.

El sacerdote indicó que vivían en el lugar unas 400 familias, y que la situación es tan compleja que “a partir de los 14 años los chicos tienen que salir a trabajar”, a la vez que comentó que “se vive con miedo” por la inseguridad.

Durante la tarde, algunas de las familias optaron por retirarse por sus propios medios a casas de familiares, otros tantos se quedaron en el lugar a la espera de ser trasladados por las camionetas de Buenos Aires Presente a los paradores de la Ciudad, según informó a la agencia Télam la Secretaría de Habitat porteña, Marina Klemensiewicz, en tanto que otros se quedaron en las inmediaciones del lugar.

Nota con despachos de agencias Noticias Argentinas y Télam

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